El gobierno de junta militar en Birmania, que tomó el poder tras el golpe de Estado en febrero de 2021, ha establecido el 28 de diciembre como la nueva fecha para las elecciones generales, a pesar de persistir un contexto de conflicto y tras haber aplazado repetidamente este evento electoral.
Según la Comisión Electoral de la Unión, estos comicios serán una oportunidad para determinar la composición del Parlamento y los cargos locales, en un proceso que ha sido calificado de «democrático» en una reciente declaración. Sin embargo, diversos sectores de la oposición continúan exhortando al boicot de las elecciones.
Este anuncio ocurre luego de que Min Aung Hlaing, líder de la junta, asumiera el cargo de presidente interino a finales de julio y anticipara la realización de estas elecciones, lo que representa una modificación importante en la jerarquía del país.
A pesar de que los cambios propuestos por Hlaing pretenden modificar la estructura de la junta, se considera un esfuerzo por consolidar el control militar en el proceso electoral, incrementando así su influencia en la política de Birmania, según críticos del régimen.
Hlaing ha reiterado su intención de obtener mayor respaldo internacional, afirmando que «tienen que celebrarse» estas elecciones, aunque el golpe ha resultado en miles de muertes. Críticos continúan condenando al Ejército por violaciones y abusos, advirtiendo que el proceso electoral puede ser un «fraude» con el fin de «mantener en el poder» a la actual cúpula militar. Por ello, subrayan la necesidad de implementar acciones que aseguren una ejecución «exitosa» del proceso electoral.
