Este domingo, el Gobierno británico ha comunicado que, por primera vez en 30 años, las tarifas reguladas de tren en Inglaterra se mantendrán estables. Esta medida, integrada en el nuevo presupuesto de la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, tiene como fin mitigar el impacto del alto coste de vida y controlar la inflación.
Las tarifas afectadas incluyen los abonos de temporada y los billetes de ida y vuelta, tanto en horas punta como valle, que conectan las principales ciudades inglesas. Tradicionalmente ajustadas según la inflación, estas tarifas se actualizarían en marzo, pero se ha decidido suspender esta actualización para favorecer a los usuarios del tren.
Reeves ha explicado que esta congelación de precios “aliviará la carga sobre las economías familiares y hará más accesibles los desplazamientos al trabajo, a los centros educativos y a las visitas personales”. Cabe destacar que esta política de tarifas reguladas no aplica a Escocia ni Gales, ya que dependen de sus gobiernos autónomos.
Con esta medida, la ministra busca también suavizar el descontento generado por su estrategia de incrementar los impuestos y limitar el gasto público para obtener alrededor de 25.000 millones de euros, fondos que el Gobierno ve esenciales para estabilizar las finanzas nacionales.
En el marco de su presupuesto, presentado este miércoles, Reeves ha introducido un conjunto de iniciativas enfocadas en la asequibilidad, que persiguen tres prioridades: reducir las listas de espera del NHS, disminuir la deuda pública y rebajar el coste de la vida. En un momento de decreciente apoyo popular al Gobierno laborista de Keir Starmer, la ministra reafirma que combatir la inflación y el alto coste de vida sigue siendo una prioridad clave.
