El gobierno de Siria anunció este viernes su intención de enviar fuerzas del Estado para terminar con los enfrentamientos en la gobernación de Sueida, donde se han contabilizado aproximadamente 640 fallecidos desde la semana anterior debido a los conflictos entre drusos y beduinos, y los bombardeos efectuados por el Ejército de Israel, a pesar de los recientes anuncios de cese al fuego.
‘Las autoridades competentes están trabajando para enviar una fuerza especializada para disolver los enfrentamientos y resolver el conflicto sobre el terreno, en paralelo con medidas políticas y de seguridad destinadas a consolidar la estabilidad y garantizar el restablecimiento de la calma en la provincia lo antes posible’, explicaron desde la Presidencia.
En un comunicado emitido por la oficina de Ahmed al Shara en su canal de Telegram se subraya que ‘está realizando denodados esfuerzos para detener los combates y frenar las violaciones que amenazan la seguridad de los ciudadanos y de la sociedad’.
La Presidencia ha expresado ‘profunda preocupación y pesar por los sangrientos sucesos que tienen lugar en el sur’ del país, atribuyendo estos a ‘la expansión de grupos armados al margen de la ley, que han utilizado armas para imponer orden y han puesto en peligro la vida de civiles: niños, mujeres y ancianos’.
‘El ataque a familias, aterrorizar a niños y violar la dignidad de las personas en sus hogares son condenados y rechazados por todos los estándares morales, legales y humanitarios. No serán aceptados bajo ningún pretexto ni justificación. Respetar a los civiles y garantizar su seguridad es un deber nacional incuestionable. Cualquier violación de estos valores socava la esencia misma de la sociedad y amenaza la unidad del país’, declararon desde el gobierno.
La estrategia de las autoridades de transición es ‘preservar la paz civil, ni la lógica de la venganza’. Esto implica ‘no responder al caos con caos, sino proteger la ley con ley y responder a la agresión con justicia, no con venganza’. Se ha hecho un llamado a la población a rechazar los llamamientos a la escalada y a actuar con moderación.
Finalmente, la declaración oficial afirmó que Siria ‘ha demostrado, una y otra vez, que es un Estado para todos sus ciudadanos, independientemente de sus creencias y procedencias, desde los drusos hasta las tribus beduinas, y no para algún grupo en particular’. ‘La responsabilidad nacional exige que todos estén bajo un mismo techo, la patria, y bajo un mismo marco de referencia, la ley’, concluyó.
El Observatorio Sirio para los Derechos humanos ha cifrado en 638 los muertos desde el inicio de los enfrentamientos la semana pasada entre los milicianos drusos y beduinos respaldados por tribus árabes y las fuerzas de seguridad, una situación que llevó a Israel a bombardear objetivos de las tropas gubernamentales en Sueida e incluso la sede del Ministerio de Defensa sirio en Damasco, amenazando con nuevas medidas para ‘proteger’ a los miembros de esta minoría, también presente en Israel.
El organismo, con sede en Londres pero con informantes en el país árabe, ha detallado que 282 muertos son miembros de las fuerzas de seguridad gubernamentales, de los cuales 15 fallecieron como resultado de los ataques aéreos israelíes. Además, ha confirmado la muerte de 331 drusos, incluidos 73 civiles, entre ellos siete niños y 109 ejecutados por las fuerzas de seguridad; y 21 beduinos.
A este balance –que cuenta las víctimas confirmadas en el marco de los enfrentamientos que estallaron el domingo por la mañana– se suma un periodista muerto en circunstancias no aclaradas durante los combates en Sueida y tres civiles muertos en los bombardeos del Ejército de Israel contra la sede del Ministerio de Defensa en la capital.
Las autoridades instauradas tras la caída en diciembre del régimen de Bashar al Assad a causa de una ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham (HTS) han hecho frente a diversos problemas de seguridad, algunos de ellos de tinte sectario, pese a las promesas del presidente sirio Ahmed Al Shara –líder del grupo yihadista HTS y anteriormente conocido como Abú Mohamed al Golani– para estabilizar la situación.