El gobernador de Texas, Greg Abbott, del partido republicano, comunicó este martes que “la élite de la Guardia Nacional de Texas” ha sido desplegada al sur de Chicago. Esto ocurre como parte de una estrategia del presidente Donald Trump que busca implementar sus políticas migratorias en territorios demócratas como Illinois y Oregón.
“La élite de la Guardia Nacional de Texas está en el terreno y lista para actuar”, declaró Abbott en la plataforma X, destacando que los efectivos están “poniendo a Estados Unidos en primer lugar al garantizar que el Gobierno federal pueda aplicar la ley federal de manera segura”.
Según informaciones de Gregory Bovino, jefe de la Patrulla Fronteriza, el grupo de 200 soldados se centrará en proteger instalaciones federales y responder rápidamente ante disturbios u otros incidentes violentos en la ciudad más grande de Illinois, tal como recogió CNN.
Bovino también mencionó que esta asignación permitiría a las fuerzas federales enfocarse en otros aspectos de su labor, incluyendo la ejecución de las políticas migratorias. Además, remarcó que sus tropas estarían dispuestas a actuar en cualquier lugar, incluso contra las zonas de Chicago que procuran ser “libres del ICE”, según las directrices del alcalde, Brandon Johnson. “Iremos detrás de las señales y nos aseguraremos de que no sea un santuario”, afirmó Bovino.
“No hay ningún santuario aquí en Chicago (…), así que, alcalde Johnson, puede seguir emitiendo esas órdenes ejecutivas, pero nosotros seguiremos haciendo cumplir la ley”, agregó Bovino.
Por otro lado, tanto Chicago como Illinois han presentado una demanda contra la administración de Trump por este despliegue, contando con el apoyo del gobernador de California, Gavin Newsom. Este apoyo legal ha resultado en la interrupción del envío de tropas federalizadas a Oregón.
Esta acción legal se produce después de que el presidente Trump autorizara el envío de 400 miembros de la Guardia Nacional de Texas a Chicago, Portland y otras ciudades “donde sea necesario”. Previamente, había enviado 300 uniformados de Illinois a Chicago, a pesar de la oposición del gobernador de Illinois, JB Pritzker, quien criticó lo que calificó de “invasión” por parte de Trump.