El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió este miércoles ante el Consejo de Seguridad de que el conflicto en Yemen podría entrar en una fase de escalada “más amplia”, con consecuencias “graves” para la estabilidad de toda la región. Sus palabras llegan tras los ataques lanzados a comienzos de mes por las fuerzas del Consejo de Transición del Sur, una facción secesionista respaldada por Emiratos Árabes Unidos que aspira a crear el Estado del Sur de Arabia, y que han dejado alrededor de una treintena de militares muertos.
“Las acciones unilaterales no allanarán el camino hacia la paz. Profundizan las divisiones. Endurecen las posiciones. Y aumentan el riesgo de una escalada más amplia y una mayor fragmentación. La reanudación total de las hostilidades podría tener graves repercusiones en la paz y la seguridad regionales, incluso en el mar Rojo, el golfo de Adén y el Cuerno de África”, señaló ante los 15 miembros del órgano, advirtiendo de que los ataques en el este de Yemen “están subiendo la temperatura” en un escenario ya de por sí extremadamente frágil.
El dirigente portugués reclamó a “todos” los implicados que actúen con la “máxima moderación”, rebajen las tensiones y recurran al diálogo para encauzar sus discrepancias. Sin citar directamente a Emiratos Árabes Unidos, extendió este mensaje a las “partes interesadas regionales, cuya participación constructiva y coordinación en apoyo de los esfuerzos de mediación de Naciones Unidas son esenciales para garantizar los intereses de seguridad colectiva”.
En su intervención, defendió la soberanía y la integridad territorial de Yemen, recordando que el país “necesita una solución política sostenible y negociada (y) que abarque las aspiraciones de todos los yemeníes y ponga fin a este devastador conflicto”. “Hasta entonces, el pueblo yemení seguirá pagando un precio terrible”, lamentó, reiterando el compromiso de la ONU con los intentos de poner fin a la guerra.
“Hago un llamamiento a todas las partes para que colaboren de manera constructiva con mi enviado especial (Hans Grundberg), den prioridad al diálogo sobre la violencia y eviten cualquier acción unilateral que pueda agravar esta frágil situación. El pueblo de Yemen exige y merece la paz”, subrayó.
Las palabras del secretario general se producen después de la muerte de al menos 32 militares yemeníes en un ataque de las fuerzas del Consejo de Transición del Sur en la provincia de Hadramut, la de mayor tamaño del país.
El Consejo de Transición del Sur mantiene el control de buena parte del sur y el este de Yemen y ha reiterado su propuesta de un “estado federal justo” que integre a todos los grupos de población. Además, cuenta con el respaldo de las Fuerzas de Élite de Hadramut, responsables del control de las ciudades de Mukalla y Ash Shihr.
El Gobierno yemení reconocido internacionalmente conserva el dominio sobre las provincias de Marib, en el noreste, y Taíz, en el suroeste, mientras que el norte y el centro del territorio permanecen bajo control de las milicias hutíes, aliadas de Irán.
Tres empleados de la ONU ante un tribunal hutí
En la misma comparecencia, Guterres recordó que casi 4,8 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares desde el inicio de la guerra y que 19,5 millones dependen actualmente de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
En relación con las áreas controladas por la insurgencia hutí, destacó que “el entorno operativo se ha vuelto insostenible” y que la labor de Naciones Unidas “se enfrenta a enormes desafíos” para asistir a las más de 5,3 millones de personas a las que han llegado este año, según precisó.
Asimismo, denunció que 59 trabajadores de la ONU, cooperantes y diplomáticos continúan detenidos de forma “arbitraria” por el grupo rebelde, entre ellos tres empleados de Naciones Unidas que en los últimos días han sido “remitidos a un tribunal penal especial”. “Esta remisión debe ser revocada. Se les ha acusado en relación con el desempeño de sus funciones oficiales en Naciones Unidas”, afirmó, exhortando a que se retiren todos los cargos.
“La detención continuada de nuestros colegas es una profunda injusticia para todos aquellos que han dedicado su vida a ayudar al pueblo de Yemen. Se nos debe permitir realizar nuestro trabajo sin interferencias. Con la financiación y el espacio operativo adecuados, podemos hacer mucho más”, concluyó.