Desde Belém, Brasil, António Guterres, secretario general de la ONU, ha hecho un llamado a la comunidad global para acelerar el cambio hacia energías renovables, destacando que, a pesar de los avances, el planeta sigue en ruta de exceder los 2 °C de aumento en la temperatura global. Durante su participación en la Mesa Redonda sobre la Transición Energética, previa a la COP30, Guterres recalcó que nos enfrentamos a una ‘peligrosa brecha de cumplimiento’ en los objetivos climáticos.
El secretario general recalca que aunque el 90 por ciento de la nueva capacidad eléctrica proviene de fuentes renovables y la inversión en energía limpia ha alcanzado dos billones de dólares, superando en 800.000 millones a los combustibles fósiles, esto no es suficiente. Destacó el crecimiento exponencial de la energía solar y eólica, especialmente en China, y afirmó que ‘Las renovables son ya la fuente más barata de nueva electricidad en casi todos los países’, generando tres veces más empleo que los combustibles fósiles por cada dólar invertido.
Guterres advirtió que, aún cumpliendo los compromisos actuales, el mundo se dirige hacia un aumento de temperatura superior a los 2 °C. Para mantener el incremento por debajo de 1,5 °C, las emisiones deben reducirse casi a la mitad para 2030, alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 y convertirse en negativas después. De no ser así, enfrentaremos ‘más calor, más inundaciones y más sufrimiento en todas partes’. Por ello, subrayó la necesidad de una transición ‘justa, ordenada y equitativa’, que incluya triplicar la capacidad renovable y duplicar la eficiencia energética antes de 2030.
Para alcanzar estos objetivos, Guterres destacó cinco prioridades: ajustar las leyes y políticas a la transición, eliminar subsidios a los combustibles fósiles, centrar los esfuerzos en las personas, invertir en infraestructura de red y eficiencia, y facilitar financiamiento para los países en desarrollo. Además, enfatizó la importancia de fortalecer la cooperación internacional y la inversión en África, que solo recibe el 2 por ciento de la inversión mundial en energía limpia. Finalizó su intervención demandando a los gobiernos actuar con ‘velocidad y solidaridad’ en la revolución de las energías limpias, que ya está en curso, y afirmó que, aunque los caminos pueden variar, el destino debe ser el mismo: un mundo con cero emisiones netas seguido de otro con emisiones negativas, impulsado por energías renovables.











