El secretario general de la ONU, António Guterres, ha urgido este viernes al Ejército de Sudán y a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) a pactar un cese “inmediato de las hostilidades” y a retomar sin demora las conversaciones con el objetivo de lograr un alto el fuego, en el contexto de la guerra iniciada en abril de 2023, que ha colocado al país africano en una de las peores emergencias humanitarias del planeta.
“Al acercarse a los 1.000 días de este devastador conflicto, (Guterres) reitera su llamamiento a todos los Estados con influencia para que actúen de inmediato, obliguen a poner fin a los combates y se detenga el flujo de armas que alimenta el conflicto. Exhorta a las partes a que acuerden el cese inmediato de hostilidades y reanuden las conversaciones para alcanzar un alto el fuego duradero y un proceso político integral e inclusivo”, ha señalado el comunicado.
Mediante una nota oficial difundida por su portavoz adjunto, Farhan Haq, el máximo responsable de Naciones Unidas ha subrayado que la organización está preparada para “apoyar medidas genuinas para poner fin a los combates en Sudán y trazar un camino hacia una paz duradera” y ha condenado “todos los ataques contra civiles e infraestructuras civiles”, reclamando que se respeten las obligaciones derivadas del Derecho Internacional en “todas las zonas de conflicto activo”.
En la misma declaración, Guterres se ha mostrado “profundamente alarmado por los informes que indican que al menos 30 civiles murieron y muchos otros resultaron heridos en un ataque con drones en la ciudad de Katila”, situada unos 150 kilómetros al suroeste de Nyala, capital del estado de Darfur Sur, a comienzos de esta semana.
“Esto ocurre mientras el número de víctimas de la creciente violencia contra la población civil en las regiones de Darfur y Kordofán, en particular debido al aumento de los ataques con drones, sigue aumentando rápidamente. Se reportaron más víctimas civiles en otro ataque contra la ciudad de Kutum, en el estado de Darfur Norte, el mismo día”, ha añadido el texto.
La guerra civil en Sudán se desencadenó por las profundas discrepancias sobre el proceso de integración del grupo paramilitar en las filas del Ejército, lo que hizo descarrilar la transición política abierta tras la caída en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya muy deteriorada después del golpe de 2021 que apartó del poder al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
El conflicto, en el que han intervenido diversos países respaldando a los bandos enfrentados, ha arrastrado a Sudán a una de las crisis humanitarias más graves a nivel global, con millones de personas desplazadas y refugiadas y una creciente preocupación internacional por la expansión de enfermedades y la destrucción de infraestructuras esenciales, que impide proporcionar asistencia a cientos de miles de afectados.










