El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha manifestado su condena «enérgicamente» ante los ataques perpetrados por las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), asociadas al grupo yihadista Estado Islámico, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), sucesos que resultaron en la muerte de más de 50 civiles, incluyendo a ocho mujeres y dos niños.
«Condenamos fuertemente los ataques llevados a cabo por las fuerzas (…) ADF, en varias localidades de los territorios de Beni y Lubero, en la provincia de Kivu Norte, en la parte oriental de RDC», indicó su portavoz, Stéphane Dujarric, durante una conferencia de prensa. Además, alertó que el número de víctimas de estos ataques, ocurridos entre el 9 y el 16 de agosto, podría superar las 52 contabilizadas hasta ahora.
En su intervención, el representante de la ONU reafirmó su petición a «que los grupos armados extranjeros abandonen las armas incondicionalmente y regresen a sus países de origen», en referencia a este grupo originario de Uganda, fundado en los años noventa y responsable de numerosas masacres de civiles en esta región del este de la RDC.
La misión de paz de Naciones Unidas en la RDC (MONUSCO) ha intensificado su presencia militar en respuesta a un reciente incremento de la violencia, que incluye secuestros, saqueos, incendios de casas y vehículos, además de la destrucción de propiedades, empeorando aún más la situación de los civiles.