El secretario general de Hezbolá, Naim Qasem, ha expresado nuevamente este miércoles su rechazo a desarmar a su grupo, propuesta respaldada por Estados Unidos y parcialmente por el gobierno libanés para que Israel detenga sus ataques al país. Qasem ha enfatizado que sus armas «son una fuerza para Líbano» y no las cederá a Israel, a quien señala como parte de «una amenaza existencial» junto a Estado Islámico y Estados Unidos.
«Hoy en Líbano estamos expuestos a una amenaza existencial, no solo para la resistencia, sino para todo Líbano, todas las sectas libanesas y todo su pueblo. Una amenaza de Israel, de Estado Islámico y de Estados Unidos», fueron las palabras de Qasem en un discurso transmitido por Al Manar, afiliada a Hezbolá, donde acusó a Washington de «buscar convertir a Líbano en una herramienta dócil para integrarse en el nuevo proyecto que desea para Oriente Próximo».
Simultáneamente, Qasem criticó que Israel no se haya retirado completamente de Líbano tras el cese al fuego de noviembre de 2024, y que sigan presentes en cinco localidades, esperando, supuestamente, «la ayuda estadounidense para presionar a los libaneses a que entreguen las armas, de modo que Líbano quede impotente». «Luego, los cinco puntos se expandirán hasta convertirse en varias aldeas, y se extenderán allí, estableciendo gradualmente asentamientos e interfiriendo con la autoridad política de Líbano para imponer sus deseos. Este es el plan israelí», declaró.
«No aceptaremos que Líbano sea un apéndice de Israel», aseveró el líder de Hezbolá, quien instó a las autoridades a priorizar el «cese de la agresión israelí» antes de considerar la entrega de armas del grupo. «El discurso político debe apuntar a detenerla, no a entregar armas a Israel», enfatizó, señalando que «en este momento, cualquier llamamiento a entregar armas mientras la agresión continúa es un llamamiento a entregar a Israel las armas que fortalecerán a Líbano».
Por lo tanto, Qasem sostuvo que las prioridades deberían centrarse en «la reconstrucción y el fin de la agresión», responsabilidad que atribuye al gobierno libanés, al cual también solicitó desarrollar estrategias para proteger a la población. «No es posible decirles a los ciudadanos: ‘No puedo protegerlos’, y desarmarlos para que queden expuestos a la masacre y a la expansión israelí», enfatizó.
En este contexto, afirmó que Hezbolá «no usurpa la posición, la contribución ni la responsabilidad de nadie» en el país, argumentando que «cuanto más fuertes sean y mejor cooperen entre sí» Hezbolá, el Estado y la sociedad libaneses, «mejores resultados obtendrán». Así, presentó su arsenal como «una fuerza para Líbano», mostrando su «disposición a discutir cómo pueden formar parte de la fuerza de Líbano», aunque subrayó que se trata de «un asunto interno libanés que no tiene nada que ver, ni de cerca ni de lejos, con el enemigo israelí».
«Hoy, Líbano tiene dos opciones: la opción de la soberanía (…) y la de la tutela», manifestó. «Entre las dos opciones, apoyamos la soberanía, la independencia y la liberación, y trabajaremos para lograr este resultado», prometió el líder de Hezbolá, quien instó «al Estado a ser más decidido en la lucha contra la agresión y la reconstrucción».