Este miércoles, Human Rights Watch (HRW) ha emitido una alerta sobre el crecimiento en los ataques a civiles en Níger, perpetrados por la fracción del Sahel del grupo yihadista Estado Islámico, incluyendo ejecuciones de civiles. La organización subrayó que estas acciones constituyen infracciones al Derecho Internacional Humanitario y podrían considerarse crímenes de guerra.
La ONG ha registrado al menos cinco ataques en la región de Tillabéri donde el grupo yihadista asesinó a 127 personas, además de incendiar y saquear múltiples residencias. Se ha reportado que el Ejército de Níger no reaccionó adecuadamente a las alertas sobre los ataques e ignoró solicitudes de protección contra la agrupación armada.
«Los grupos armados islamistas están atacando a la población civil en el oeste de Níger y cometiendo abusos horribles», lamentó Illaria Allegrozzi, investigadora de la organización para el Sahel. «Las autoridades nigerinas deben hacer más para proteger a las personas que viven en la región de Tillabéri», agregó.
Desde hace más de una década, la seguridad en la región de Tillabéri, que colinda con Burkina Faso y Malí, ha empeorado debido a la presencia de varios grupos armados, siendo Estado Islámico en el Sahel uno de los más prominentes, junto al Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), una facción de Al Qaeda.
HRW ha entrevistado a 28 individuos, entre ellos testigos, activistas, periodistas y médicos, para su informe, destacando la falta de respuesta de las autoridades nigerinas a sus solicitudes de información sobre medidas para proteger a los civiles. Además, aunque ningún grupo ha reivindicado estos cinco ataques, los testigos creen que fueron perpetrados por miembros de Estado Islámico en el Sahel, quienes previamente habían amenazado a sus comunidades.
Uno de estos ataques se llevó a cabo el 21 de junio en una mezquita en Manda, resultando en más de 70 muertos y al menos 20 heridos. «La escena fue impactante», contó una mujer de 77 años que perdió a tres de sus hijos. «Había cuerpos en todas partes, unos encima de otros. Había cuerpos dentro y fuera de la mezquita. Los heridos gritaban y sangraban», describió.
Anteriormente, el 13 de mayo, personas armadas atacaron la aldea de Dani Fari, asesinando a siete personas, incluidos dos niños, e incendiando varias viviendas. «Los cuerpos estaban esparcidos, llenos de balas. No había ni un cuerpo que tuviera menos de tres agujeros de bala», relató un pastor de la zona.
Ante esta situación, la junta gobernante en Níger desde el golpe de Estado de 2023 ha iniciado operaciones antiterroristas, incluyendo el proyecto ‘Garkuwar Kassa’ (Escudos de la patria) iniciado el 3 de agosto para reclutar y entrenar a civiles que apoyen al Ejército, generando preocupaciones sobre la posible formación de milicias que puedan incurrir en abusos de los Derechos Humanos.
«Los civiles amenazados por grupos armados islamistas exigen a la junta de Níger una mayor protección», indicó Allegrozzi. «El Gobierno debe tomar medidas urgentes para disuadir futuras atrocidades, investigar los graves abusos cometidos por Estado Islámico en el Sahel y otros grupos armados, y llevar a los responsables ante la justicia conforme a las normas internacionales», concluyó.