Human Rights Watch (HRW) ha emitido críticas severas hacia la Policía de Brasil por no adoptar las acciones «cruciales» necesarias para esclarecer los homicidios de al menos 121 individuos, incluyendo cuatro agentes, durante un operativo en una favela de Río de Janeiro el martes pasado.
El informe de HRW destaca que no se ha mantenido la integridad de las escenas del crimen, según un experto forense de la región. Un fiscal del estado mencionó que está esperando confirmaciones, pero concuerda con esta percepción.
«Las familias de las víctimas del operativo del 28 de octubre, incluidos los policías, merecen saber cómo fallecieron sus familiares», declaró César Muñoz, director de HRW en Brasil. «Nos preocupa que no se hayan efectuado las investigaciones adecuadas y que se haya perdido evidencia vital», agregó.
La ciudad de Río de Janeiro aún se recupera del shock tras el operativo que empezó en la madrugada del 28 de octubre, cuando aproximadamente 2.500 efectivos entre militares y policías, armados y apoyados por vehículos blindados y helicópteros, incursionaron en Alemão y Penha para desmantelar uno de los cárteles de drogas más grandes del país.
La operación continuó con una maniobra de cerco en las áreas boscosas adyacentes, donde la policía interceptó a criminales que huían del área urbana. En estos bosques, la comunidad local descubrió decenas de cuerpos, adicionales a los más de 60 ya hallados en las calles.
«Aunque reconocemos las dificultades de una zona boscosa, la falta de preservación de la escena es alarmante», lamentó la Fiscalía del estado de Río de Janeiro.
El experto forense reveló a HRW que no se enviaron peritos a la plaza donde se trasladaron varios cuerpos, un fallo grave en la investigación según HRW. También, el 30 de octubre, varias organizaciones, incluyendo HRW, solicitaron al fiscal general que asegurara la representación de las víctimas durante las autopsias, una solicitud que no fue atendida.
Además, HRW reportó que, en vez de conservar las armas incautadas, fueron exhibidas a la prensa y manipuladas por los agentes sin precauciones adecuadas.
Finalmente, HRW recordó que en 2024, la Policía de Río mató a 703 personas, y a otras 470 entre enero y agosto de 2025, siendo el 86% de estas víctimas de raza negra.
«Las autoridades brasileñas deben asegurar una investigación rápida, completa e independiente de cada homicidio, así como de las decisiones y planificaciones detrás de un operativo tan catastrófico», concluyó Muñoz.
«Este caso subraya también la necesidad urgente de que el gobernador de Río de Janeiro proponga una ley para separar los servicios forenses de la policía civil e invertir en análisis forenses independientes y de calidad, esenciales en cualquier investigación criminal», añadió.
