Este viernes, la organización Human Rights Watch (HRW) ha expresado su preocupación por el aumento de la violencia en la frontera entre Camboya y Tailandia y ha solicitado al Consejo de Seguridad de la ONU que ejerza presión sobre los gobiernos de estos países para asegurar una protección efectiva de los habitantes y las infraestructuras civiles, amenazada por los combates desencadenados el jueves pasado.
John Sifton, director de incidencia política en Asia de HRW, ha descrito la grave situación: En tan solo dos días, los enfrentamientos a lo largo de la frontera entre Camboya y Tailandia han causado la muerte y herido a civiles, incluidos niños, y han dañado instalaciones médicas y lugares religiosos y culturales. Sifton ha denunciado la falta de cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario (DIH) por parte de ambos bandos, lo que ha resultado en un gran coste para la población civil, y ha reiterado que las autoridades tailandesas y camboyanas deben tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y la infraestructura civil, tal como exige la ley.
HRW ha recordado que las leyes de la guerra obligan a las partes en conflicto a distinguir entre combatientes y civiles en todo momento y ha subrayado que estas normas son aplicables al conflicto armado entre Camboya y Tailandia y que, por tanto, los civiles nunca pueden ser blanco deliberado de ataques en el marco de este enfrentamiento. Además, ha enfatizado la necesidad de que las partes beligerantes tomen todas las precauciones posibles para minimizar los daños a la población civil y a los bienes de carácter civil, incidiendo en la grave amenaza que supone, entre otras, el uso de armas como las bombas de racimo.
HRW también ha comentado sobre los efectos devastadores de las armas explosivas, que no solo causan daños inmediatos a la población civil y sus estructuras, sino que también tienen efectos reverberantes o a largo plazo, como daños a edificios e infraestructuras críticas que afectan servicios esenciales como la atención médica y la educación, además de provocar desplazamientos de población y destruir el patrimonio cultural y el medio ambiente.
Los conflictos en la frontera se intensificaron poco después de que Tailandia anunciara la reducción de sus lazos diplomáticos con Camboya, siguiendo una escalada de tensiones que culminaron con la muerte de un soldado camboyano el pasado 28 de mayo cerca del templo de Preah Vihear, una zona disputada, sin que las negociaciones subsiguientes lograran disminuir la tensión.
