El jefe del Gobierno húngaro, Viktor Orbán, ha ratificado este viernes que han tomado la decisión de considerar al movimiento antifascista Antifa, así como a entidades afines, como organizaciones terroristas, alineándose con una acción similar tomada antes por la administración de Donald Trump en Estados Unidos.
En una intervención en la radio, Orbán ha comentado que el Gobierno ya está preparando un listado de las organizaciones que serán prohibidas y ha asegurado que actuarán con firmeza. Ha subrayado la importancia de mantener a Hungría como ‘una isla de seguridad’ en el continente europeo.
Además, el primer ministro ha diferido de otra solicitud de Trump, quien ha instado a las naciones europeas a cesar las adquisiciones de gas y petróleo rusos como castigo por la invasión a Ucrania. ‘Estados Unidos tiene sus argumentos y sus intereses, Hungría también los suyos’, afirmó Orbán, destacando la relevancia de que los ‘amigos’ escuchen y tomen resoluciones de forma independiente, según las palabras emitidas por el Gobierno.
Desde la perspectiva de Hungría, un cese abrupto de los suministros rusos representaría una contracción del 4 por ciento en el PIB y llevaría a la ‘ruina económica’ de cientos de miles de familias, lo cual Orbán ha descrito como ‘una catástrofe’.