El cable que conectaba las cabinas del funicular accidentado a inicios de septiembre en Lisboa no poseía la certificación requerida para el transporte de personas, de acuerdo con el informe preliminar de la Oficina de Prevención e Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Portugal (GPIAAF).
El análisis detalla que “el cable instalado no cumplía con las especificaciones” de la empresa Carris, encargada de la operación del funicular, y tampoco estaba “certificado para su uso en instalaciones de transporte de pasajeros”. Adicionalmente, se señala que el cable no era compatible para ser montado con eslabones giratorios en los extremos, tal como se utiliza en los sistemas del funicular de Glória y en el de Lavra.
La investigación también identificó deficiencias en el procedimiento de compra de los cables por parte de Carris y en los controles internos de la compañía. “El uso de cables que incumplían reiteradamente las especificaciones y restricciones de uso se debió a la acumulación de fallos durante su proceso de adquisición, aceptación y aplicación por parte de la CCFL (Compañía de Ferrocarriles de Lisboa), cuyos mecanismos de control interno fueron insuficientes o inadecuados para prevenir y detectar dichos fallos”, afirma el organismo.
A pesar de ello, se menciona que en situaciones previas se habían utilizado cables similares sin provocar incidentes, concluyendo que en este caso no se puede determinar si su uso “influyó en la rotura”, ya que “intervinieron otros factores”.
El trágico suceso ocurrió el 3 de septiembre a las 18:00 horas (hora local), cuando el cable se partió, provocando que el funicular se descarrilara y resultara en la muerte de 16 personas de ocho diferentes nacionalidades y dejando una veintena de lesionados.