Este martes, los partidos políticos autorizados por la junta militar de Birmania, que tomó el poder tras el golpe de Estado de febrero de 2021, han comenzado sus campañas para las elecciones de diciembre. Este proceso electoral se desarrolla entre fuertes críticas hacia el régimen, que ha impuesto la prohibición de celebrar mítines y grandes concentraciones.
A pesar de las acusaciones internas y externas que cuestionan la validez de los comicios, señalando que solo buscan «reafirmar y consolidar» la autoridad de los militares, las campañas han arrancado. Los grupos rebeldes han destacado la importancia de «boicotear» estas elecciones para evitar que la junta mantenga su dominio.
Organizaciones defensoras de los Derechos Humanos han criticado las circunstancias «restrictivas» bajo las cuales se llevarán a cabo las elecciones, en un contexto que carece de transparencia y libertad real para votar. Se espera la participación de 57 partidos en las elecciones programadas para el 28 de diciembre, aunque el sufragio se realizará de manera escalonada y en algunas regiones será imposible debido a conflictos armados.
Birmania enfrenta una profunda crisis desde el golpe de Estado que buscó invalidar los resultados electorales de noviembre de 2020, cuando la Liga Nacional para la Democracia, partido de la ex ‘líder de facto’ Aung San Suu Kyi, obtuvo la victoria. La represión que siguió desencadenó una guerra civil, exacerbada recientemente por un terremoto de magnitud 7,7 en marzo.
















