Este lunes se ha dado inicio al juicio en Belfast en contra de un antiguo militar británico, señalado por dos homicidios ocurridos durante la trágica jornada del Domingo Sangriento en enero de 1972, en Londonderry, Irlanda del Norte. Este caso se revisa más de cinco décadas después de los sucesos, que culminaron con un saldo de 14 fallecidos.
El acusado, apodado ‘Soldier F’, se distingue por ser el primer soldado en enfrentar un juicio por asesinato relacionado con dichos eventos. Además, enfrenta acusaciones por intento de asesinato de otras cinco personas en uno de los capítulos más lúgubres del conflicto norirlandés que duró tres décadas.
El veterano está implicado en las muertes de James Wray y William McKinney, de 22 y 34 años, respectivamente. No obstante, él ha reafirmado su inocencia, según reportes de ‘The Guardian’.
En el fatídico día, los militares dispararon contra unos treinta civiles que se congregaban en una manifestación pro-derechos civiles. Trece de ellos perdieron la vida en la manifestación y otro más fue herido mortalmente de manera fortuita. Varios manifestantes fueron alcanzados por balas mientras intentaban escapar o ayudar a otros.
Aunque un tribunal británico inicialmente exoneró a los militares implicados, en 2010 se declaró que las muertes eran ‘injustificables’, llevando al Gobierno a emitir una disculpa pública a las víctimas. En preparativos para el juicio, la defensa del exmilitar alegó ‘inconsistencias’ en las evidencias presentadas y cuestionó la suficiencia de los indicios para proceder con el juicio.