Este lunes ha comenzado el juicio a Riek Machar, previamente suspendido como primer vicepresidente y ex líder rebelde, acusado de crímenes contra la humanidad, asesinato y traición, entre otros cargos. Este proceso se desarrolla en un contexto de creciente tensión tras la acusación formal contra él y el llamado de su partido, el Movimiento de Libertad del Pueblo de Sudán-En Oposición (SPLM-IO), a sus adeptos para promover un ‘cambio de régimen’.
Machar y otros siete altos funcionarios del SPLM-IO, incluido el ministro de Petróleo, enfrentan múltiples cargos derivados de su presunta implicación en conflictos internos recientes. La defensa ha cuestionado la competencia del tribunal sobre el caso, buscando su desestimación.
Los abogados de Machar han invocado el acuerdo de paz de 2018, que fue firmado tanto por él como por el presidente Salva Kiir, para argumentar que el Tribunal Especial no debería tener autoridad sobre los acusados por estos delitos.
Por su parte, el juez James Alala, ha enfatizado que el juicio será público, pese a las denuncias del Sindicato de Periodistas de Sudán del Sur (UJOSS) sobre restricciones a la prensa. ‘El tribunal está abierto a todos, incluidos los medios’, aseguró Alala, quien destacó la necesidad de que los medios respeten tanto las leyes nacionales como el derecho internacional, según informó Eye Radio.
El llamado del SPLM-IO a usar ‘todos los medios disponibles’ para un cambio de régimen ha intensificado las tensiones en el país. Oyet Nathaniel Pierino, presidente en funciones del partido, criticó que la imputación y suspensión de Machar representan el ‘colapso’ del Gobierno de unidad establecido tras el acuerdo de paz. A su vez, la crisis se ve agravada por la extensión del período de transición decretada por Kiir, lo que ha generado preocupación internacional por la falta de progreso en la implementación completa del acuerdo de paz.















