El lunes, el Ejército israelí inició una operación de demolición a gran escala en el campamento de refugiados de Tulkarem, situado en el noroeste de la Franja de Gaza. La operación comenzó en un área que comprende 104 edificios, los cuales albergaban aproximadamente 400 hogares.
Según informaciones de fuentes locales referidas por la agencia de noticias palestina Sanad, las máquinas excavadoras militares empezaron a derribar estructuras en el barrio de Al Muraba.
El domingo, las autoridades israelíes habían anunciado la puesta en marcha del plan de demolición en Tulkarem, a pesar de una orden del Tribunal Supremo de Israel del 2 de julio de suspender dicha operación, como ha informado la organización de derechos humanos Adalah.
Sin embargo, el texto del Supremo permite iniciar las demoliciones en situaciones de «necesidad militar urgente» o «imperativos de seguridad evidentes», por lo que estas están permitidas en la práctica. Esta suspensión se originó por una denuncia de Adalah en representación de once residentes del campamento.
El mismo lunes, Adalah presentó una queja ante el Supremo argumentando que no existe la urgencia de seguridad que justifique las demoliciones, según indicó Suhad Bishara, directora del departamento legal de Adalah, quien añadió que «las propias autoridades militares reconocen que el campamento de refugiados de Tulkarem está prácticamente deshabitado».
Adalah ha advertido que una vez realizadas, las demoliciones serán difíciles de revertir, lo que representa una violación de los derechos legales de los residentes y los somete a un desplazamiento forzado y a la pérdida de sus propiedades.
El campamento de refugiados de Tulkarem y el cercano Nur Shams se encuentran en la parte oeste del norte de Cisjordania, cerca de la antigua frontera de 1967 que dividía los territorios israelí y palestino. Cerca de 40,000 personas han abandonado la zona en las últimas semanas debido a la ofensiva militar israelí.