La justicia de Irán ha modificado la sentencia de muerte impuesta a una activista, acusada de “rebelión” por su supuesta vinculación con un grupo kurdo proscrito, aplicándole en su lugar una condena de 30 años de prisión, tal como lo ha comunicado su letrado. Este cambio se produce tras la decisión de repetir su juicio, dictada el año pasado, que en febrero culminó nuevamente en una sentencia de muerte.
“Por decisión del honorable jefe del poder judicial, la pena capital contra la señora Sharifé Mohamadi ha sido conmutada a una pena de cárcel de primer grado, 30 años”, expresó Amir Raisian en su perfil de la red social X. “El riesgo de tragedia ha sido eliminado, pero seguimos buscando una anulación de la sentencia y su absolución del cargo de rebelión”, añadió.
Mohamadi, de 46 años, recibió inicialmente la pena de muerte en julio de 2024 junto a otros dos activistas. El Tribunal Supremo revocó esta decisión en octubre de ese año y ordenó un nuevo juicio. No obstante, fue condenada otra vez a la pena capital en febrero de 2025 por el Tribunal Revolucionario de Rasht.
Amnistía Internacional ha criticado duramente el proceso, señalando que la condena fue “únicamente por sus actividades pacíficas de derechos humanos, como apoyar los derechos laborales y de las mujeres”, y ha mostrado su preocupación por la posibilidad de que se ejecutara la sentencia original.
















