Este viernes, las fuerzas armadas de Israel han realizado un ataque aéreo sobre una estructura en el sur de Líbano, que presuntamente servía como base para el grupo chií Hezbolá. Esta instalación contaba con «infraestructura subterránea» destinada a almacenar «armas», a pesar de que se había establecido un alto el fuego desde noviembre de 2024.
El objetivo del bombardeo se ubicaba cerca del castillo de Beaufort, una fortificación de la época de las cruzadas del siglo XII, situada próximo a Arnun, en la región de Nabatiye. Se ha indicado que este lugar «era usado por Hezbolá para sus sistemas de defensa y ataque».
«Se detectó actividad terrorista en la zona», han declarado desde el ejército, añadiendo que esto representaría una infracción del cese al fuego. Hasta el momento, no se han reportado víctimas y ni las autoridades libanesas ni Hezbolá han hecho comentarios sobre estos recientes bombardeos.
La oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha expresado su preocupación, ya que desde el inicio del alto el fuego, más de cien civiles han perecido en ataques israelíes sobre Líbano, sin que se hayan registrado lanzamientos de proyectiles desde Líbano hacia Israel en ese período.
Israel ha justificado los numerosos ataques sobre Líbano argumentando que son respuestas a actividades de Hezbolá, afirmando que estas acciones no violan el acuerdo de paz. Sin embargo, tanto Beirut como Hezbolá han condenado estas operaciones, al igual que Naciones Unidas. Además, Israel continúa realizando vuelos de vigilancia sobre el espacio aéreo libanés.
A pesar del acuerdo de alto el fuego, que exigía la retirada de fuerzas tanto de Israel como de Hezbolá del sur de Líbano, Israel ha mantenido cinco posiciones militares en la zona, lo que ha generado críticas por parte del gobierno libanés y el grupo chií, quienes demandan el cese de esta presencia.