En una reunión cargada de tensión con los demás países del Consejo de Seguridad, Israel y Estados Unidos defendieron firmemente el plan liderado por el primer ministro Benjamin Netanyahu para establecer control sobre la Franja de Gaza, enfrentando la demanda de suspensión inmediata del mismo por parte de otros miembros y expertos de la ONU debido a la posible crisis humanitaria que podría generar.
Netanyahu ha instruido la toma de la ciudad de Gaza y zonas costeras centrales, lo que implicaría el desplazamiento forzoso de más de un millón de palestinos hacia el sur. A pesar de las reservas por el alto coste para sus tropas y los riesgos para los rehenes cautivos de grupos armados palestinos, el comandante del Ejército israelí, Eyal Zamir, finalmente ha accedido a llevar a cabo la operación, según medios locales.
Tras el anuncio de esta medida en la madrugada del viernes, múltiples países y entidades han instado a Israel a detenerse, reiterando su petición en la reunión. Miroslav Jenca, secretario general adjunto para Europa, Asia Central y las Américas, advirtió que el plan podría desatar «otra calamidad en Gaza, con repercusiones en toda la región y causando más desplazamientos forzados, asesinatos y destrucción».
Ramesh Rajasingham, de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, señaló que la operación se produce en un momento crítico, con la población de Gaza ya debilitada y sin capacidad para soportar otro desplazamiento masivo. «Las pocas líneas de vida que quedan se están derrumbando bajo el peso de las hostilidades sostenidas, el desplazamiento forzado y la insuficiencia de ayuda vital. Ya no se trata de una crisis de hambre inminente: es inanición», alertó.
El debate incluyó una fuerte intervención de Dmitri Polianski, representante adjunto de Rusia, quien criticó la demora de la reunión y acusó a Israel de engaño, recordando las palabras de su ministro de Exteriores, Gideon Saar, «se dirigió a este Consejo el 5 de agosto y derramó lágrimas de cocodrilo, en esta misma cámara por la suerte de los rehenes israelíes» mientras ya se conocía la decisión del gabinete.
Danny Danon, representante de Israel, defendió en redes sociales la continuidad de las operaciones «hasta que todos los rehenes regresen a casa», mientras Dorothy Shea, representante de EE. UU., expresó su total apoyo a Israel y cuestionó la actitud de algunos miembros del consejo, acusándolos de favorecer a Hamás. El embajador israelí, Brett Jonathan Miller, rechazó las críticas afirmando que «Esto no es una conquista. Israel no tiene planes ni deseos de ocupar Gaza permanentemente. Esto es la liberación de un régimen terrorista brutal».
Finalmente, Riad Mansur, representante palestino, condenó «los planes ilegales e inmorales» de Israel, que considera dirigidos a la «destrucción del pueblo palestino». Además, los miembros europeos del Consejo, incluyendo a Francia y Reino Unido, condenaron previamente la operación, instando a Israel a revocar la decisión y a permitir un papel central de la Autoridad Palestina en el futuro de Gaza.