El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha lanzado una advertencia este domingo al Gobierno de Líbano, sugiriendo un incremento en la frecuencia de los ataques militares en el sur del país. Katz ha criticado a las autoridades libanesas por no lograr desarmar a las milicias de Hezbolá desde que se estableció el alto el fuego hace casi un año.
Katz apuntó directamente al presidente libanés, Joseph Aoun, acusándolo de “Está dilatando el proceso”. En una declaración en su cuenta de X, el ministro subrayó la necesidad de que el compromiso del gobierno libanés de “desarmar a Hezbolá y expulsarlo del sur del Líbano debe hacerse realidad” y advirtió al grupo chií que “está jugando con fuego”.
“La estricta aplicación de nuestras medidas continuará y se reforzará. No toleraremos ninguna amenaza contra los habitantes del norte de Israel”, concluyó Katz. Mientras, las tensiones entre Israel y Hezbolá se manifestaron con intercambios de fuego de artillería justo al inicio de la guerra de Gaza, continuando con los bombardeos de Israel en el sur de Líbano tras acusaciones de que Hezbolá mantiene su presencia y reconstruye infraestructuras destruidas durante el conflicto.
Por otro lado, el gobierno libanés ha denunciado los ataques israelíes contra civiles y estructuras civiles, atribuyendo la muerte de un funcionario libanés durante una incursión terrestre en Blida a las fuerzas israelíes. El Ministerio de Sanidad de Líbano confirmó en Facebook que el hombre “ha caído mártir en la ciudad de Blida tras ser tiroteado por el enemigo israelí durante una operación”, situación que el primer ministro libanés, Nawaf Salam, atribuyó a un funcionario identificado como Ibrahim Salamé.
En respuesta, el presidente libanés instruyó al comandante de las Fuerzas Armadas, Rodolphe Haykal, a que las tropas “hagan frente a cualquier incursión israelí en los territorios liberados en el sur, en defensa del territorio libanés y la seguridad de sus ciudadanos”, mientras que el portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichai Adrai, indicó que la incursión tenía como objetivo “destruir infraestructura terrorista” supuestamente utilizada por Hezbolá, donde “un sospechoso” fue localizado dentro de un edificio.