El Gobierno de Israel ha comunicado este jueves sus planes para poner en marcha una Embajada en Fiyi en 2026, como respuesta al paso dado por el país del Pacífico, que abrió en Jerusalén su representación diplomática en Israel durante la visita de su primer ministro, Sitiveni Rabuka, el pasado mes de septiembre.
El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, ha explicado en su perfil de la red social X que trasladó esta decisión a Rabuka en una conversación telefónica. “He informado al primer ministro (de Fiyi) de mi decisión de abrir una Embajada israelí en Fiyi en 2026”, ha sostenido.
“Fiyi es uno de los apoyos más consistentes de Israel, también en el seno de Naciones Unidas”, ha manifestado, antes de subrayar que la inauguración de esta Embajada “reforzará las relaciones entre los dos países y ayudará a cultivar nuestra duradera amistad y fortalecer nuestra cooperación a nivel de desarrollo, economía, seguridad y más”.
En esta línea, el jefe de la diplomacia israelí ha recalcado que “la Embajada de Israel en Fiyi reforzará la presencia de Israel en la totalidad de la región del Pacífico, que es amistosa con Israel, y profundizará los lazos con otras naciones insulares del Pacífico”.
La decisión de Fiyi de establecer en Jerusalén su Embajada en Israel fue celebrada por el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu y recibió un fuerte rechazo por parte del Gobierno palestino y de las principales facciones palestinas, encabezadas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que denunciaron una vulneración del Derecho Internacional y de las resoluciones de Naciones Unidas.
La instalación de embajadas en Jerusalén es objeto de críticas por parte de la Autoridad Palestina y de otros grupos palestinos, ya que Jerusalén Este permanece bajo ocupación israelí desde la Guerra de los Seis Días de 1967. De hecho, es en la zona occidental de la ciudad donde se ubican el Parlamento israelí, el Tribunal Supremo y varios ministerios.
Aunque Israel considera Jerusalén como su capital unificada, la mayoría de la comunidad internacional —con escasas excepciones, entre ellas Estados Unidos— no comparte esta postura, y la solución de dos Estados plantea la creación de un Estado palestino con las fronteras de 1967 y Jerusalén como capital compartida de ambos países.