El Ejecutivo de Japón ha comunicado que un caza chino J-15 orientó su radar contra aeronaves militares japonesas en las proximidades de Okinawa, en el mar de China Oriental, en dos episodios registrados durante las últimas 24 horas. Tokio ha descrito el incidente como “peligroso” y “extremadamente lamentable”, lo que ha llevado al Ministerio de Defensa nipón a presentar una queja formal y a reclamar a Pekín que impida que se repita.
“Nos gustaría informar sobre el incidente en el que un avión militar chino iluminó con un radar un avión de la Fuerza de Autodefensa de Japón. Hubo dos impactos de radar. En primer lugar, entre las 16.32 y las 16.35 horas (hora local) del sábado 6 de diciembre, sobre aguas internacionales al sureste de la isla de Okinawa (…). En segundo lugar, entre las 18.37 y las 19.08 horas del mismo día, sobre aguas internacionales al sureste de la (misma) isla”, ha informado el ministro de Defensa japonés, Shinjiro Koizumi.
El Ministerio de Defensa ha precisado que los dos episodios, en los que intervinieron aviones de combate F-15 japoneses, excedieron el alcance considerado necesario para garantizar la seguridad operativa de las aeronaves implicadas, lo que, además, supone una vulneración del espacio aéreo japonés.
“La iluminación del radar constituye un acto peligroso que excede el alcance necesario para un vuelo seguro de la aeronave. Lamentamos profundamente que se haya producido un incidente de este tipo y hemos presentado una enérgica protesta ante la parte china, solicitando encarecidamente que se evite su repetición”, ha agregado Koizumi en una rueda de prensa en la que ha confirmado que ni las aeronaves ni el personal de la misma han sufrido daños.
El responsable de Defensa ha recalcado que el seguimiento y la identificación de los aparatos chinos por parte de las Fuerzas de Autodefensa se han llevado a cabo con un enfoque estrictamente defensivo y ha insistido en que Japón no ha ejecutado maniobras provocadoras en la zona donde se produjo el incidente.
Este episodio se produce en un escenario de tensión creciente entre Tokio y Pekín. Ambos países arrastran fricciones recientes a raíz de unas manifestaciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sobre una posible intervención militar de Japón en Taiwán en caso de que el Gobierno chino lanzara un ataque contra la isla.
Las declaraciones de la dirigente ultraconservadora, que accedió al cargo en octubre, originaron una fuerte polémica y motivaron que el cónsul chino en Osaka, Xue Jian, publicara un mensaje —posteriormente retirado— en el que apostaba por “cortar el sucio cuello” de la primera ministra, a la que acusaba de “haberse abalanzado” sobre las autoridades chinas “sin dudarlo un solo instante”.
En este contexto, las gestiones diplomáticas emprendidas en las últimas semanas no han logrado rebajar la tensión. China ha comenzado a aplicar diversas medidas de presión, entre ellas recomendar a sus ciudadanos que eviten viajar a Japón, suspender la compra de marisco japonés y bloquear la autorización de nuevas películas procedentes del país vecino.











