La primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, ha reabierto la posibilidad de modificar la Constitución del país, un cambio que podría concluir la época de pacifismo que Japón ha mantenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, el país nipón renunció «para siempre» al conflicto armado como un derecho soberano, restringiendo considerablemente las operaciones de sus fuerzas armadas.
Al iniciar conversaciones con el Partido de la Innovación (JIP), su principal aliado en el gobierno, Takaichi sigue los pasos de antiguos líderes conservadores como Shinzo Abe, quien fue pionero en promover esta enmienda para reforzar la capacidad defensiva de Japón.
Esta propuesta ha generado división y críticas en Japón durante años y se considera un tema sensible que podría inclinar al país hacia posturas más beligerantes.
El Partido Liberal Democrático (PLD), que lidera el gobierno, ha prometido durante su campaña electoral modificar la Constitución ante los desafíos crecientes en política exterior. Históricamente, la propuesta de abandonar el artículo 9 de la Constitución ha encontrado resistencia, especialmente de su anterior socio, el partido Komeito, reacio a adoptar tales medidas.
El actual gobierno propone añadir una «cláusula de emergencia» para actuar eficazmente ante «desastres o ataques armados». Esta medida fue discutida en octubre durante la confirmación de Takaichi como primera mujer al frente del gobierno japonés.
La Constitución de Japón, redactada por estadounidenses después de la guerra y que transformó el rol del emperador, no ha sufrido cambios desde su promulgación en 1947. Para cualquier reforma se necesita el apoyo de dos tercios en ambas cámaras del Parlamento y la aprobación en un referéndum nacional.
El artículo 9, que prohíbe a las fuerzas japonesas tener capacidades militares o bélicas, es visto por muchos conservadores como una «imposición humillante» de Estados Unidos tras el conflicto mundial. En 2014, el gobierno intentó permitir el ejercicio del derecho de autodefensa colectiva, aunque no logró el respaldo suficiente.
El debate sobre la reforma constitucional se intensifica en un contexto de tensiones crecientes en la región, particularmente con China y Corea del Norte. Takaichi ha señalado que una acción militar significativa de China contra Taiwán podría desestabilizar la región, lo que ha provocado fuertes críticas de China.











