El exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas ha asegurado este viernes, durante una audiencia celebrada por vía telemática, que ha sido víctima de "tratos crueles y degradantes" mientras permanecía recluido en un centro penitenciario de máxima seguridad. Según ha explicado, su estado de salud se habría deteriorado en este tiempo, mientras sigue en curso un recurso de 'habeas corpus' a su favor, presentado tras ser condenado a 13 años de prisión por presunta corrupción.
"Fui trasladado a esta cárcel en construcción por parte de un show mediático-político. He sufrido tratos crueles y degradantes y he visto cómo se ha venido desmejorando mi salud, cómo se ha venido desmejorando inclusive lo que es la atención médica", ha criticado el exfuncionario durante su comparecencia, en un intento de "destruir la falacia de las atenciones médicas".
Glas —que fue vicepresidente entre 2013 y 2017— ha descrito la atención sanitaria recibida como muy limitada, señalando que se reducía a controles elementales, como la toma de la tensión o la medición del nivel de oxígeno en sangre. "Por poner un ejemplo puntual, en este momento yo tengo ya una desesperación porque me quedan medicamentos para la presión arterial solamente para dos días (...). No me han dejado ver al médico en estas semanas, sencillamente no me han sacado", ha ilustrado el recluso.
El exvicepresidente ha añadido que el trato que recibe constituye "una tortura psicológica sistemática". En este sentido, ha relatado que habría sido sometido a fuertes ruidos provocados por golpes con barras metálicas, así como al funcionamiento constante de un extractor industrial —encendido hasta 16 horas seguidas—, lo que, según ha dicho, le impide descansar y comunicarse con otros internos.
En la misma línea, ha denunciado que durante la madrugada se llevan a cabo operativos policiales en los que los agentes le obligan a ducharse alrededor de las 03.00 horas, en medio de gritos, insultos, burlas y otras humillaciones. Ha descrito este ambiente como un ruido permanente que, ha afirmado, "(le) tiene los nervios destrozados".
A pesar de que la citación judicial establecía que debía presentarse de forma presencial, Glas intervino finalmente por videoconferencia. Esta circunstancia ha sido cuestionada por una abogada del equipo internacional de su defensa, que ha subrayado que la falta de comparecencia física es un elemento procesal clave, más aún en un expediente que gira en torno a su salud, su integridad personal y las condiciones de su encarcelamiento.
"En la audiencia de 'habeas corpus', Jorge Glas no fue presentado físicamente: solo vía Zoom. El principio de 'cuerpo presente' exige control judicial directo. La excepción debe justificarse, más aún ante denuncias de salud y condiciones de detención", reza una publicación compartida en la cuenta de X del propio Jorge Glas.
Glas, que ejerció la Vicepresidencia con Rafael Correa en 2013 y posteriormente con Lenín Moreno en 2017, cumple ya dos condenas por cohecho y asociación ilícita en los casos Obedrecht y Soborno. Además, pesa sobre él una sentencia de primera instancia a 13 años de cárcel por el caso Reconstrucción de Manabí.
Tras haber cumplido parte de una pena conjunta por delitos de corrupción, accedió a un régimen de prelibertad con determinadas condiciones. No obstante, en diciembre de 2023 se refugió en la Embajada de México. En abril de 2024, fue sacado por la fuerza de la sede diplomática, pese a haber obtenido asilo del Gobierno mexicano, entonces encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Después de su arresto, el exvicepresidente fue enviado a la prisión de máxima seguridad conocida como La Roca, en el suroeste de Ecuador, y este mismo año fue sentenciado a 13 años de cárcel por un presunto delito de peculado en el caso 'Reconstrucción de la provincia de Manabí', relacionado con la gestión de los recursos tras el terremoto de 2016. Posteriormente, en 2025, fue trasladado a la cárcel del Encuentro, un centro penitenciario que aún se encontraba en fase de construcción.