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Kosovo vuelve a votar el domingo para intentar desbloquear un año de parálisis política

Kosovo celebra elecciones anticipadas el domingo para intentar romper un bloqueo político de casi un año y asegurar las ayudas europeas pendientes.

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El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, y la presidenta Vjosa Osmani  Europa Press/Contacto/Matteo Placucci

El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, y la presidenta Vjosa Osmani Europa Press/Contacto/Matteo Placucci

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Kosovo afronta este domingo unas elecciones legislativas anticipadas en un intento de última hora, antes de que termine el año, de poner fin a la crisis institucional iniciada en febrero. Desde entonces, el país encadena un bloqueo que ha frustrado en dos ocasiones la formación de un nuevo Ejecutivo y mantiene en el aire la aprobación de los Presupuestos de 2026, con millones de euros en ayudas de la UE pendientes de un visto bueno que se antoja casi imposible.

Vetëvendosje (Autodeterminación), la formación de izquierdas del primer ministro Albin Kurti, se impuso con claridad en los comicios de principios de año, aunque se quedó lejos de la mayoría absoluta que buscaba. El 42,3 por ciento de los votos que obtuvo, casi el doble del 20,3 por ciento del Partido Democrático de Kosovo (PDK) y del 18,3 por ciento de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), dibujaban en principio un escenario cómodo para el jefe de Gobierno.

Sin embargo, Kurti se vio forzado a intentar gobernar con adversarios políticos que apenas le han concedido margen de maniobra. El país ha necesitado hasta 70 votaciones para designar al presidente del Parlamento, una figura esencial para arrancar el ciclo político porque es quien se encarga de fijar el calendario legislativo.

Para el verano, la Embajada de EEUU en Kosovo ya había hecho pública su creciente frustración: “Este estancamiento continuo retrasa el progreso de las aspiraciones futuras de Kosovo y pone en peligro la integridad de las instituciones que el pueblo de Kosovo luchó con tanto ahínco por crear”.

Todo ello sucede en un contexto económico delicado, con una tasa oficial de desempleo que supera el 25 por ciento y cerca de una quinta parte de la población por debajo del umbral de pobreza.

En este escenario, la UE ha actuado recientemente como salvavidas. El pasado 17 de diciembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, informaba este miércoles de que Bruselas está levantando las sanciones económicas sobre Kosovo tras la “pacífica” transferencia de poder en el norte después de las últimas elecciones locales. La UE había adoptado medidas temporales contra Pristina, como la suspensión de visitas de alto nivel y la congelación de la cooperación financiera, por la ausencia de avances en la desescalada de la tensión en los municipios del norte, de mayoría serbia.

Kurti parte como claro favorito en las urnas. La incógnita es si logrará por fin los 61 escaños (la mitad más uno) de los 120 que integran el Parlamento kosovar y alcanzar así la ansiada mayoría absoluta, en un clima de fuerte malestar social que sus rivales tratan de capitalizar. Entre ellos destacan el ex gobernador del banco central y recién elegido líder del PDK, Bedri Hamza, y el dirigente de la LDK, el economista de 42 años Lumir Abdixhiku, tercero en liza pero potencialmente decisivo si acaba inclinando su apoyo hacia el actual mandatario.