La gobernación de Jerusalén ha denunciado este lunes un proyecto impulsado por el Gobierno de Israel que contempla la construcción de hasta 9.000 viviendas en el entorno del antiguo aeropuerto de Jerusalén y en áreas colindantes al norte de la ciudad, en el marco de su política de asentamientos, considerada ilegal por el Derecho Internacional.
Para la institución, esta iniciativa supone una “amenaza directa a la contigüidad geográfica y demográfica del territorio palestino entre Jerusalén y Ramala” y, al mismo tiempo, “socava cualquier horizonte político basado en una solución de dos Estados”.
Según ha subrayado la gobernación, “la implementación de este plan conduciría a la creación de un enclave colonial que separaría el norte de Jerusalén de su entorno palestino y profundizaría la política de fragmentación de la ciudad”, antes de remarcar que se trata de una “flagrante violación del Derecho Internacional”.
La Comisión de Planificación y Construcción, dependiente del Ministerio del Interior israelí, tiene previsto reunirse este miércoles para dar luz verde a los ejes fundamentales del proyecto, que afectaría a zonas palestinas muy pobladas como Kafr Aqab, Qalandia, Ram, Beit Hanina y Bir Nabala.
El plan para establecer un asentamiento en los alrededores del viejo aeródromo de Jerusalén, levantado en 1924 y denominado por Israel Atarot, fue presentado en 2020, aunque quedó detenido tras presuntas presiones de la Administración del entonces presidente estadounidense Joe Biden. En Qalandia se encuentra, además, un paso clave por el que miles de palestinos se desplazan a diario hacia Ramala.
En paralelo, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ha emitido un comunicado en el que censura el proyecto y acusa al Ejecutivo israelí de aprovechar las festividades, en referencia a Janucá, para “imponer nuevas realidades judaizantes en la mezquita de Al Aqsa y en sus alrededores”.
Hamás ha advertido de que “la continuación de los asentamientos, las incursiones, el acoso a los fieles y la imposición de rituales talmúdicos en las inmediaciones de la mezquita de Al Aqsa auguran graves consecuencias para la ocupación, que sufrirá las consecuencias de sus actos criminales”.
Las críticas se producen después de que decenas de colonos irrumpieran este lunes en la mezquita, situada en la Explanada de las Mezquitas, centro espiritual de Jerusalén Este, que comparte uno de sus muros con el Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de Salomón, un lugar que ha sido escenario habitual de fuertes tensiones entre las comunidades judía y musulmana.