El primer ministro chino, Li Qiang, ha solicitado en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas la adopción de medidas que fomenten la ‘justicia y solidaridad’ para hacer frente a las emergentes ‘turbulencias’ globales, describiendo el momento actual como una ‘encrucijada’. ‘Estamos en un nuevo periodo de transformación, y la mentalidad de la Guerra Fría está volviendo a surgir. El orden mundial empieza a estar en entredicho y el sistema internacional, que fue efectivo tras la Segunda Guerra Mundial, se está viendo perturbado de manera constante’, afirmó Li, destacando que estos problemas ‘preocupan’ al gobierno chino.
‘La Humanidad se encuentra una vez más ante una encrucijada. ¿Cómo podemos ignorar las atrocidades que hacen que la justicia se desvanezca y permanecer impasibles ante todo esto? Cuando hacemos frente a actos de acoso, ¿cómo podemos permanecer en silencio por temor al poderoso?’, planteó Li, sin mencionar específicamente a ningún país o actor internacional.
Asimismo, reivindicó la ‘victoria frente al fascismo hace ya 80 años’, y la ‘pasión de los antecesores que lucharon’, recordando los ‘actos heroicos’ realizados de forma conjunta ‘a pesar de sus diferencias’. ‘¿Cómo vamos a dejar que esto desaparezca entre las páginas de la Historia?’, cuestionó. En este contexto, subrayó el papel activo de China en la ONU, especialmente como miembro con derecho a veto del Consejo de Seguridad: ‘hemos participado siempre de los asuntos del mundo y hemos trabajado para mejorar, con la vista puesta en la construcción de una comunidad con un futuro compartido’.
‘China está preparada para adoptar medidas efectivas y coordinadas junto a todas las partes, para ofrecer soluciones más concretas que contribuyan a la paz y la estabilidad a nivel mundial’, destacó, instando a los Estados miembro de la ONU a ‘trabajar de forma conjunta para lograr una seguridad compartida’.
El primer ministro enfatizó la importancia de ‘defender esa visión de una seguridad común y sostenible’ y ‘respetar las preocupaciones legítimas en materia de seguridad’ de terceros, refiriéndose implícitamente al caso de Taiwán, considerado por Pekín como un ‘asunto interno’ y parte integral de su soberanía. Por ello, instó a abordar cualquier disputa por la ‘vía pacífica’, recordando que China es el ‘segundo mayor contribuyente al presupuesto para el mantenimiento de la paz de Naciones Unidas’ y el ‘mayor proveedor de cascos azules de los países del Consejo de Seguridad’, contribuyendo en conflictos como la guerra de Ucrania y el enfrentamiento entre Israel y Palestina.
En el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Li destacó que ‘hace 80 años se ganó la batalla al fascismo. (…) La ONU se creó basándose en el ideal de un mundo libre de guerra, marcando el inicio de un camino extraordinario para construir un orden internacional en la posguerra, buscando la paz y el desarrollo’. A pesar de los desafíos de los últimos 80 años, destacó los éxitos alcanzados y el papel de la ONU como una organización ‘más universal y representativa’.
‘Necesitamos un sistema internacional con la ONU en el centro y un orden internacional que se base en el Derecho Internacional. Así, la sociedad ha logrado una paz generalizada y unos niveles sin precedentes de desarrollo y prosperidad. Los últimos 80 años nos han traído cambios fundamentales en el mundo’, añadió Li, subrayando que ‘la paz y el desarrollo son las aspiraciones más importantes que comparten los pueblos de todos los países’. ‘Después de dos guerras mundiales, no podemos olvidar las lecciones amargas aprendidas por el derramamiento de sangre y la pérdida de vidas humanas’, continuó. ‘Un entorno generalmente pacífico ha llevado a un crecimiento de la economía mundial’. Hoy en día, mientras se refuerza el deseo mundial por mantener la paz y el desarrollo, corresponde a nuestra generación seguir reforzando las medidas para lograr el desarrollo’, concluyó.
‘La solidaridad y la cooperación son los vectores más poderosos para el progreso humano. En aquellos años de guerra antifascista, los países superaron sus diferencias y permanecieron conectados, colaborando’, recalcó, declarando que ‘el camino que queda por recorrer puede ser difícil’. Para Li, la justicia es ‘uno de los valores más importantes para la comunidad internacional’, y pidió ‘no volver a la ley de la jungla’. ‘Allí el débil queda atrapado en las redes del más fuerte; tendríamos que hacer frente a un nuevo derramamiento de sangre y más brutalidad’, explicó.
‘Como miembros de esta familia mundial, tenemos que defender la justicia al tiempo que trabajamos en pos de nuestros propios intereses. Solo cuando todos los países, grandes o pequeñas, reciben un trato igualitario y se ejercita un multilateralismo real, se podrán proteger los derechos e intereses de todas las partes’, concluyó Li Qiang.