El gobierno militar de Birmania, establecido tras el golpe de Estado de febrero de 2021, anunció este viernes que ha liberado a 93 niños soldado después de un proceso de revisión de su participación en los enfrentamientos actuales contra grupos rebeldes en diversas zonas del país.
El Ministerio de Defensa de la junta confirmó su ‘compromiso’ con la implementación de medidas necesarias para ‘cumplir con los estándares internacionales para prevenir la participación de niños en conflictos armados’, después de sospechar que estos menores eran reclutados durante los combates.
La revisión, ayudada por el Comité de Protección para el Reclutamiento de Menores, llevó a la liberación de los 93 niños, quienes ya han sido devueltos a sus familias. ‘Se ha entregado una dotación económica a aquellos menores liberados’, reveló la junta según ‘The Global New Light of Myanmar’.
Además, se mencionó que hay otros 18 casos aún en proceso de verificación. ‘Todas estas medidas demuestran el firma compromiso de Birmania’, subrayó la junta, aunque reconoció que aún persisten problemas de este tipo en el país. La ONU ha señalado deficiencias en ‘investigar y abordar’ estos casos.
Desde la oficina del representante especial del secretario general de Naciones Unidas para Menores y Conflictos Armados, se ha reportado que casi 500 niños han sido reclutados por las fuerzas militares birmanas en los últimos años. Sin embargo, la junta criticó estos informes por ‘ignorar los actos inhumanos y brutales cometidos por grupos terroristas como algunas fuerzas insurgentes’.
La junta también atribuyó a estos grupos la muerte de 8,588 civiles, incluyendo 318 niños, y las heridas de 1,219 niños desde 2021. ‘Los informes subestiman las atrocidades cometidas por este tipo de grupos armados’, acusó la junta, cuestionando la ‘objetividad, credibilidad y neutralidad de Naciones Unidas’.
‘Birmania rechaza firmemente este tipo de datos, así como las acusaciones contenidas en este tipo de informes. Seguimos comprometidos con la seguridad y defensa de los niños y pedimos a Naciones Unidas que difunda documentos creíbles y constructivos’, concluyó la junta.