Luís Montenegro defiende la actuación del Gobierno portugués en la crisis de incendios ante el Parlamento

Ante la Asamblea de la República, el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, ha defendido la actuación del Gobierno durante la crisis causada por los incendios forestales, asegurando que “siempre estuvo al mando” en respuesta a las críticas de la oposición que le acusaban de “incompetencia” o “insensibilidad”.

“Estuvimos antes, durante y después de cada caso”, afirmó Montenegro en un debate extraordinario, subrayando el cumplimiento constante de su “responsabilidad”. Reconoció que no se utilizaron los “chalecos de Protección Civil” para no interferir con la labor de los equipos de extinción, en un intento de “respetar la prioridad” de los efectivos.

Montenegro refutó las alegaciones de falta de prevención y destacó que los servicios dispuestos alcanzaron una magnitud sin precedentes, aunque admitió que “la fuerza del enemigo era enorme”. Según informó la cadena RTP, el primer ministro describió la situación como “25 días ininterrumpidos de gravedad extrema”.

André Ventura, líder de la oposición ultraderechista, ha instado a crear una comisión de investigación para evaluar el desempeño de las administraciones públicas y criticó especialmente a la ministra del Interior, Maria Lúcia Amaral, por su supuesta “incompetencia”.

“Llega a esta Cámara como uno de los tres países de la Unión Europea en cuanto a inversión en lucha y prevención de incendios. ¿Cómo puede decir que todo ha funcionado?”, cuestionó Ventura. Por otro lado, José Luís Carneiro, secretario general del Partido Socialista, calificó al Ejecutivo de “incapaz” de manejar una emergencia de tal magnitud y criticó a Montenegro por su “gran insensibilidad”, señalando la continuación de la fiesta del Partido Social Demócrata (PSD) durante la crisis.

El Instituto para la Conservación de la Naturaleza y de los Bosques (ICNF) reporta que los incendios han arrasado con más de 250.000 hectáreas en Portugal este año, la mayoría en el último mes. Un fuego iniciado el 13 de julio en Arganil, en el distrito de Coimbra, es ya considerado el más devastador en la historia del país tras consumir 64.000 hectáreas.