El Movimiento 23 de Marzo (M23), una facción rebelde, ha expresado su preocupación tras nuevos asaltos perpetrados por el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) contra infraestructura ‘esencial’ en el este del país, a pesar de la tregua actual. El grupo ha reafirmado su ‘compromiso inamovible’ de ‘proteger y defender a los civiles’, en respuesta a los recientes enfrentamientos que han suscitado temores de una posible ruptura del alto el fuego.
En un mensaje difundido a través de su perfil en la red social X, el M23 ha acusado a Kinshasa de persistir en ‘actos criminales’, ignorando el proceso de paz de Doha y minando los esfuerzos continuos de líderes regionales y entidades internacionales por resolver pacíficamente el conflicto en la RDC.
El comunicado destaca que las fuerzas armadas congoleñas y sus milicias asociadas han ‘destruido el puente en Mpeti’, en lo que el grupo describe como ‘un sabotaje premeditado a una infraestructura pública esencial’, lo cual ha interrumpido las comunicaciones terrestres entre comunidades locales y ha limitado su acceso a recursos necesarios, sin que el gobierno de la RDC haya emitido comentarios al respecto.
‘Esta campaña premeditada y sistemática para destruir la infraestructura básica del pueblo congoleño está aislando a las poblaciones civiles y limitando la libertad de movimiento de personas y bienes’, ha declarado el M23, calificando estas acciones como ‘crímenes contra la humanidad diseñados para matar de hambre y asfixiar a civiles inocentes’.
Ante esta situación, el M23 ha solicitado la intervención de la comunidad internacional frente a ‘la monstruosidad de estos ataques’ y ha reiterado su ‘determinación de eliminar cualquier amenaza en sus fuentes y establecer un perímetro de seguridad para neutralizar a cualquier fuerza negativa’, lo que podría significar una intensificación de sus operaciones en las áreas afectadas por el conflicto.
Recientemente, la RDC y Ruanda han firmado un acuerdo de paz para erradicar la actividad de grupos armados como el M23 y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FLDR), creadas por extremistas hutus que escaparon de Ruanda tras el genocidio de 1994. Este pacto sigue a meses de avances territoriales significativos del M23, que han provocado miles de desplazados.