El Movimiento 23 de Marzo (M23) ha comunicado este miércoles que se ha hecho con el control de la ciudad de Uvira, en la provincia de Kivu Sur, en el este de República Democrática del Congo (RDC) y muy próxima a la frontera con Burundi, en el contexto de los combates que se desarrollan en la región desde hace varios días.
En un mensaje difundido en su perfil de la red social X, el grupo rebelde ha indicado que “denuncia desde hace más de tres meses la propagación de un discurso de odio, ataques contra compatriotas por su apariencia y masacres” atribuidos a las autoridades de RDC y Burundi en esta zona del país. “Hoy, la amenaza ha sido eliminada”, ha añadido en su comunicado.
El M23 ha asegurado además: “Confirmamos que la ciudad de Uvira ha sido liberada. Pedimos a nuestros compatriotas que retomen sus actividades con total tranquilidad”, antes de remarcar que la organización “está presente para garantizar su protección”. A renglón seguido, ha llamado a la población desplazada a regresar: “Invitamos a los que han huido a que vuelvan a sus hogares, liberados de todo acoso y violencia”, según el grupo, que cuenta con el respaldo de Ruanda.
De acuerdo con informaciones recogidas por la emisora congoleña Radio Okapi, fuentes locales han señalado que los insurgentes entraron en Uvira sin enfrentamientos directos, después de que las Fuerzas Armadas congoleñas se retirasen de la localidad. Tras la toma de la ciudad, los milicianos habrían continuado su avance hacia Kavinvira, en el límite con Burundi, mientras el Gobierno de Gitega no ha emitido por ahora ninguna reacción pública.
El anuncio del M23 se produce un día después de que la Unión Europea (UE), Estados Unidos y varios países europeos reclamaran a Ruanda y al propio M23 que “cesar inmediatamente” su ofensiva en el este de RDC, cerca de la frontera con Burundi, pocos días después de que los presidentes de RDC y Ruanda, Félix Tshisekedi y Paul Kagame, respectivamente, firmaran en Washington un acuerdo destinado a poner fin a la escalada del conflicto.
En la misma declaración, los ejecutivos de Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Países Bajos, Suecia, Suiza y Reino Unido manifestaron su “profunda preocupación por el recrudecimiento de la violencia en el este de RDC y la nueva ofensiva del M23” en las inmediaciones de Uvira, en Kivu Sur, “que tiene un potencial desestabilizador para toda la región”.
Como respuesta a estas críticas, el Gobierno de Ruanda ha responsabilizado a RDC y a Burundi de llevar a cabo “violaciones deliberadas” del proceso de paz. Kigali ha sostenido que “La responsabilidad de las violaciones del alto el fuego, los ataques en marcha y los combates en Kivu Sur, en RDC, no puede ser imputada a Ruanda”, rechazando así las acusaciones en su contra.
Las negociaciones entre las partes se pusieron en marcha este año tras el agravamiento del conflicto, desencadenado por una ofensiva del M23, compuesto en su mayoría por tutsis congoleños, que consiguió hacerse con el control de las capitales de Kivu Norte y Kivu Sur. Esta ofensiva desató duras acusaciones de Kinshasa contra Ruanda, mientras que las autoridades ruandesas reprochan a RDC que tolere o impulse la represión de los tutsis congoleños con el apoyo de grupos armados como las FDLR y otras milicias locales.











