Más de un centenar de miembros de las fuerzas de seguridad de República Democrática del Congo han sido llevados ante un tribunal militar para explicar por qué abandonaron sus posiciones en la ciudad de Uvira, tomada esta semana por los combatientes del Movimiento 23 de Marzo (M23) prácticamente sin oposición.
Las milicias han comunicado su retirada de la urbe como gesto de buena voluntad, pero el Ejecutivo congoleño sostiene que se trata únicamente de una maniobra, mientras que Estados Unidos, que calificó la ocupación de la ciudad como una afrenta a las actuales conversaciones de paz, ha reclamado a los insurgentes que se marchen de inmediato y se mantengan a una distancia mínima de 75 kilómetros de esta localidad de la provincia oriental de Kivu Sur, limítrofe con Burundi.
En paralelo, un total de 124 acusados, 68 pertenecientes al Ejército y 56 a la Policía, han sido presentados ante un tribunal militar en la ciudad de Kalemie, donde se enfrentan a cargos de deserción en el caso de los soldados y de abandono de funciones en el de los agentes.
El presidente del Tribunal, el coronel Désiré Dionda Mukolee, ha indicado al inicio de las vistas que el objetivo del proceso es “castigar a los miembros de las fuerzas de defensa y seguridad que fallaron en sus deberes y violaron órdenes al huir de las fuerzas rebeldes”, según informa la emisora de Naciones Unidas en el país, Radio Okapi.
“El personal militar y los agentes de policía estacionados en Kivu del Sur solo deben movilizarse por orden de sus superiores”, ha subrayado igualmente el presidente del tribunal militar de la guarnición de Kalemie.