En el sitio conmemorativo establecido para honrar a quienes fallecieron durante el ataque de las milicias palestinas en el Festival Nova, Mazal Tazazo, una sobreviviente que se hizo pasar por muerta para salvar su vida de los ataques del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), reveló que no ha logrado ‘sanar’ las heridas emocionales sufridas aquel 7 de octubre y que se siente permanentemente ‘en guerra’.
Las secuelas emocionales de Tazazo se manifiestan en situaciones cotidianas, como entrar a lugares concurridos. Su motivación principal para seguir adelante es su hijo, según compartió en una reunión con la prensa organizada por la Embajada de Israel en España. El suicidio de Shirel Golan ha activado señales de alarma sobre la crisis de salud mental que afecta a los supervivientes del Festival Nova, a pesar de la falta de estadísticas oficiales.
Tazazo visita a menudo el memorial para narrar a los grupos visitantes lo ocurrido durante los ataques. En el lugar se exhiben numerosas fotografías, velas, flores y objetos personales que recuerdan a las más de 350 víctimas. Este memorial, que comenzó como un homenaje improvisado, fue formalizado el año pasado por el Fondo Nacional Judío (FNJ) para preservar la memoria de los jóvenes asesinados.
A poca distancia, en el asentamiento israelí de Tkuma, se encuentra el denominado ‘cementerio de los coches’, donde se muestran los vehículos destrozados por las balas y quemados durante los intentos de fuga del festival. Este lugar es frecuentemente visitado por grupos, incluyendo escolares, para aprender sobre la masacre, que fue documentada por los terroristas con cámaras corporales.
EL 7 DE OCTUBRE, TRAGEDIA NACIONAL
Tazazo, quien entonces tenía 35 años, asistió al Festival Nova con sus amigos Daniel Cohen y Yohai Ben Zecharia, quienes fueron asesinados ese día. Después de un ataque con cohetes, las fuerzas de seguridad les indicaron que debían abandonar el evento. Durante el caos, se escondió bajo su coche mientras los disparos de los milicianos y las fuerzas de seguridad israelíes resonaban a su alrededor. Eventualmente, se camufló entre la vegetación y se hizo la muerta para evitar ser secuestrada por los milicianos, que incluso la golpearon mientras la inspeccionaban.
‘Han pasado ya dos años y seguimos explicándole al mundo que no se trata de las tierras. Se trata de un grupo de personas enfermas’, afirmó Tazazo, denunciando también la violencia sexual y el secuestro de niños por parte de Hamás. A pesar de su trauma, Tazazo mantiene la esperanza de un diálogo que mejore la convivencia y ha destacado la valentía de un héroe beduino que salvó muchas vidas aquel día.











