Moldavia vive este domingo unos comicios trascendentales que podrían redefinir su orientación política futura. El partido de la presidenta Maia Sandu, inclinado hacia Europa, lucha por conservar su influencia en el Parlamento frente a un bloque de partidos prorrusos, en un ambiente electoral tenso por las acusaciones de intervención del Kremlin.
Estas votaciones son vitales para el rumbo a medio plazo de esta nación de apenas 2,4 millones de ciudadanos con inclinaciones europeístas, en un contexto regional marcado por el conflicto en Ucrania y los intentos sin precedentes de Moscú por influir, aunque estos no son nuevos. “Esta injerencia rusa es algo que no hemos visto nunca y mira que hemos vivido bajo la sombra de Rusia. Siempre estuvieron ahí, pero esta vez es increíble lo que está pasando”, indica para Europa Press Anastasia Condruc, periodista moldava y ex trabajadora de comunicación del Gobierno en 2019.
“Es una lucha muy desigual, luchamos contra un país con muchísimos recursos”, comenta Condruc, quien critica cómo se movilizan autobuses y se remunera a personas de áreas rurales para que protesten en las ciudades. “Hay periodistas infiltrados a los que se han pagado por manifestarse”, asegura. Las autoridades moldavas llevan tiempo denunciando que Moscú trata de manipular estas elecciones a través de la financiación de la compra de votos y campañas de desinformación en redes sociales, además de disturbios y ciberataques. “La Comisión Electoral Central sabe que hay esfuerzos para manipular estas elecciones”, cuenta Condruc.
Esta semana, una operación policial se saldó con decenas de detenidos, incluyendo varios miembros de la oposición, pero principalmente individuos que recibieron entrenamiento paramilitar en Serbia para provocar posibles disturbios postelectorales. Se señala a Rusia como responsable.
El opositor Bloque Electoral Patriótico (BEP), compuesto por tres fuerzas prorrusas tras la expulsión de una cuarta por compra de votos, acusa una persecución por parte del Partido de Acción y Solidaridad (PAS) de Sandu, ante el temor de un revés electoral anticipado por la mayoría de encuestas.