El Ejecutivo moldavo ha ratificado este miércoles, en una sesión del consejo de ministros, una nueva estrategia de seguridad de diez años que contempla una inversión progresiva del 1% de su PIB en defensa hasta 2035. Este plan busca potenciar y modernizar las Fuerzas Armadas del país ante las amenazas híbridas procedentes de Rusia.
“Seguiremos desarrollando el Ejército, defendiendo nuestra patria y contribuyendo a la paz y la seguridad mundiales”, declaró el primer ministro moldavo, Dorin Recean, tras la aprobación de una estrategia que prevé elevar el número de militares en activo de 6.500 a 8.500 entre 2025 y 2035.
La estrategia delineada en un documento de 75 páginas se centra en “fortalecer las capacidades de defensa” de Moldavia “mediante un aumento gradual de las asignaciones presupuestarias, la modernización tecnológica y la transformación organizacional”.
“El objetivo principal es desarrollar una estructura militar eficiente, moderna y bien equipada, alineada con los estándares y buenas prácticas occidentales, capaz de responder a los desafíos de seguridad actuales y futuros”, añadió.
El plan del gobierno de Recean subraya que “la posible expansión de los territorios ocupados por la Federación Rusa representa una grave amenaza directa para la seguridad y la identidad estatal de la República de Moldavia”, especialmente ante la posibilidad de que Moscú intente establecer un corredor terrestre en la región separatista de Transnistria.
Además, se mencionan los desafíos adicionales como el incremento de los ciberataques y otros ataques híbridos por parte del Kremlin, destinados a manipular la opinión pública y distorsionar “el esfuerzo de integración europea del país”.
“Desde 2022, este tipo de operaciones contra Moldavia se han intensificado para debilitar la cohesión de la sociedad a través de la explotación de divergencias internas, la polarización política y la desinformación en ciertos segmentos de la población”, destaca el documento, redactado por el Ministerio de Defensa.
Las autoridades moldavas también denunciaron intentos de Moscú de influir en las últimas elecciones, ganadas por el partido proeuropeo Partido Acción y Solidaridad (PAS) de la presidenta Maia Sandu, a través de la financiación de la compra de votos y campañas de desinformación en redes sociales, además de disturbios y ciberataques.
En la región separatista de Transnistria, donde residen medio millón de personas –muchas con pasaporte ruso– y están desplegados cerca de 1.500 militares rusos, se localiza en la orilla izquierda del río Dniéster.