La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) ha advertido este martes de que el sistema de salud de Sudán del Sur “está al límite”, en un contexto de agravamiento de la crisis humanitaria y de progresiva reducción del respaldo exterior, tras los recortes en la financiación internacional destinada a sostener estos servicios.
La coordinadora general de MSF en el país, Sigrid Lamberg, ha subrayado que “el sistema sanitario de Sudán del Sur está al límite. En todos los lugares donde trabajamos, nuestros equipos son testigos de enormes carencias en los servicios de salud. Los centros sanitarios o no están operativos o están gravemente desabastecidos”.
En sus declaraciones, Lamberg ha recalcado que “la falta crónica de medicamentos y personal hace que la población muera por enfermedades prevenibles y tratables. Los centros de salud necesitan apoyo real sobre el terreno, no solo sobre el papel”, al hilo de la presentación del informe “Abandonados en la crisis: Escalada de violencia y colapso sanitario en Sudán del Sur”.
Según la responsable de MSF, “la situación en el país es catastrófica” y “las necesidades urgentes de la población de Sudán del Sur exigen una acción coordinada, un compromiso renovado y una solidaridad internacional genuina”. “El mundo no puede apartar la mirada, y mucho menos ahora”, ha añadido.
El documento, que incorpora datos médicos junto a testimonios de pacientes, cuidadores y personal sanitario en las áreas donde opera la ONG, detalla el impacto sobre la población del colapso del sistema de salud, especialmente tras el repunte del conflicto en el último año, cuando se ha registrado el mayor deterioro de la seguridad desde la firma del acuerdo de paz de 2018.
El incremento de la violencia, los ataques contra centros de salud y las trabas al acceso de las organizaciones humanitarias están complicando aún más la prestación de servicios. Cifras de Naciones Unidas apuntan a que más de 320.000 personas se han visto forzadas a desplazarse y 2.000 han perdido la vida desde enero.
MSF ha remarcado que en lo que va de año se ha producido un notable aumento de ataques contra instalaciones sanitarias por parte de todos los actores implicados en el conflicto, con ocho incidentes dirigidos contra centros y personal de la organización en los estados de Ecuatoria Central, Jonglei y Alto Nilo, lo que obligó al cierre de dos hospitales en Ulang y Old Fangak.
Una de las estructuras de MSF fue alcanzada el 3 de diciembre por un bombardeo aéreo en Pieri, en el estado de Jonglei, el mismo día en que los equipos de la organización presenciaron más ataques aéreos en Lankien, donde también gestionan servicios médicos.
CRISIS SIMULTÁNEAS Y FINANCIACIÓN INSUFICIENTE
Las comunidades se ven así expuestas a múltiples crisis coincidentes derivadas del conflicto armado, los desplazamientos, las inundaciones, la desnutrición y los brotes de enfermedades, entre ellos el mayor episodio de cólera registrado en el país, mientras el apoyo internacional ha seguido reduciéndose en 2025.
El déficit de fondos ha afectado de lleno al Proyecto de Transformación del Sector Salud (HSTP, por sus siglas en inglés), una iniciativa clave puesta en marcha en junio de 2024 para convertirse en el principal mecanismo de provisión de servicios sanitarios. Actualmente respalda 816 centros que padecen falta de fármacos y de personal, pese a haber sido concebido para apoyar 1.158 instalaciones en diez estados y tres áreas administrativas.
Una cuidadora en Toch relató a los equipos de MSF: “Viajé desde Keurdeng; tardé una hora. Hay un pequeño centro de salud allí, pero no tiene todos los medicamentos: a veces se les acaban muy rápido. Llevé al niño al centro, pero no había medicación”.
MSF recuerda que la población de Sudán del Sur afronta desde hace años algunas de las necesidades médicas y humanitarias más extremas del planeta. La organización subraya que la malaria continúa siendo la principal causa de morbilidad y mortalidad en el país, sobre todo entre mujeres y menores.
La ONG insiste en la necesidad de asegurar el suministro regular de medicamentos esenciales y material sanitario, así como el pago de salarios al personal médico. Además, insta a las autoridades sursudanesas a incrementar el presupuesto nacional destinado a salud, en línea con el compromiso asumido en la Declaración de Abuya de dedicar el 15 por ciento del gasto público a este sector, frente al 1,3 por ciento del presupuesto que se asigna en la actualidad.









