Médicos Sin Fronteras ha emitido una alerta este viernes sobre la situación “críticas” en la que se encuentran los desplazados en Tawila, después de que las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) tomaran El Fasher, la capital de Darfur Norte, hace un mes, culminando un asedio de casi un año y medio en el contexto del conflicto con el Ejército de Sudán.
“Las condiciones de vida en los campos de Tawila son extremadamente precarias. Personas devastadas llegan a un lugar con recursos insuficientes: duermen en refugios improvisados de madera y lonas, y la asistencia alimentaria solo proporciona una recién diaria solo para quienes son priorizados”, ha mencionado Myriam Laaroussi, coordinadora de emergencias de MSF en Darfur.
Los relatos de los pacientes atendidos por MSF en Tawila describen asesinatos masivos, torturas y secuestros en El Fasher y durante las rutas de escape. “Sus testimonios confirman los temores sobre las personas desaparecidas y describen un escenario de violencia extrema”, afirma la organización.
A pesar de la situación, “muchos” civiles siguen retenidos cerca de la capital de Darfur Norte, con las RSF y sus milicias aliadas bloqueando su paso hacia zonas más seguras. “Quienes sobrevivieron a la violencia extrema continúan en grave peligro dentro y alrededor de El Fasher. El acceso humanitario está bloqueado, están atrapados, y la información sobre su situación es muy limitada”, advierte Laaroussi.
Según los equipos de MSF, los testimonios de supervivientes y análisis satelitales, la situación en El Fasher es “catastrófica”: una gran parte de la población civil que estaba en la ciudad antes del 26 de octubre habría sido asesinada, habría muerto o estaría detenida o atrapada sin acceso a ayuda vital. Sin embargo, ninguna organización humanitaria internacional ha conseguido entrar en El Fasher desde entonces.
La doctora Mouna Hanebali, responsable del equipo médico en el hospital de Tawila, ha detallado que empezaron a recibir un flujo de personas, principalmente mujeres y niños, “exhaustos, desnutridos, deshidratados y que llegaban en camiones” una semana antes de la toma de la ciudad. “Tras la caída, también empezamos a recibir hombres, la mayoría con traumatismos, heridas de bala y heridas infectadas, que venían a pie. Ahora la llegada por esa ruta ha disminuido”, explicó.
La guerra civil de Sudán, que comenzó por discrepancias sobre la integración de las RSF en el Ejército, ha llevado al país a una de las mayores crisis humanitarias globales, con millones de desplazados y refugiados y una creciente preocupación internacional por la propagación de enfermedades y los daños a infraestructuras críticas.
