Decenas de miles de ciudadanos han tomado las calles de Budapest, capital de Hungría, en respuesta al escándalo provocado por la difusión de un vídeo en el que se revelan abusos cometidos en un centro de menores situado en la calle Szolo. La movilización ha estado encabezada por el opositor conservador Péter Magyar, dirigente del partido Tizsa.
En la grabación se aprecia cómo el director de esta institución de acogida de menores —actualmente arrestado y apartado de su puesto— empuja y golpea a varios chicos, los humilla y llega incluso a arrojarlos contra el suelo. La publicación de estas imágenes ha generado una fuerte indignación social y ha reabierto el debate en Hungría sobre las condiciones en las que viven los menores internados en este tipo de centros.
“Bicske, Rákospalota, Szolnok, Tiszadob, la calle Cseppko, la calle Szolo, y quién sabe cuántas calles más, cuántas instituciones, cuántos lugares anónimos, cuántos niños anónimos e indefensos hay en este país. No vinimos a un acto de campaña, ni a ondear banderas, ni a celebrar fiestas, ni siquiera a regañar. Sino a hablar de estos lugares y de los niños que viven en ello”, ha señalado Magyar ante la multitud, según recoge el diario “Nepszava”.
La marcha se ha iniciado en el centro de Pest y, tras cruzar el río Danubio, ha avanzado hasta el castillo de Buda, donde se ubica la oficina del primer ministro húngaro. Durante todo el recorrido, los asistentes han coreado consignas contra el Gobierno de Viktor Orbán y han exigido responsabilidades políticas, incluidas peticiones de dimisión.
Magyar —considerado por parte de la oposición como el principal rival de Orbán de cara a las elecciones previstas para el próximo mes de abril— ha acusado al Ejecutivo de vulnerar la protección de la infancia y de desentenderse de las “atrocidades” que han salido a la luz en los últimos días.
Los partidos opositores han reprochado a las autoridades húngaras que no hayan condenado estos hechos con la firmeza necesaria y que hayan tratado de minimizar su gravedad. Inicialmente, el portavoz del Gobierno, Gergely Gulyas, describió el centro implicado como un correccional para delincuentes, pasando por alto que se trataba de menores de edad. Posteriormente, el primer ministro Viktor Orbán ha calificado lo sucedido como “inaceptables”.
“Aquí no hay lugar para la discusión. Ni siquiera un joven delincuente puede ser tratado como este guardia de la prisión trató al preso. Esto es inaceptable, no hay ninguna historia”, ha afirmado Orbán en declaraciones al semanario húngaro Mandiner, alineándose así con la condena pública a los abusos revelados por el vídeo.











