La iniciativa del Gobierno estadounidense, que ofrecía ‘beneficios federales’ a nueve universidades a cambio de adoptar ‘prioridades’ de la Casa Blanca como la defensa de ‘las ideas conservadoras’ y la restricción de ciertas manifestaciones, ha fracasado al no obtener respuestas favorables antes del plazo establecido este lunes.
De las universidades contactadas, siete han declinado públicamente adherirse al Convenio para la Excelencia Académica en la Educación Superior en las dos semanas precedentes, y las dos restantes no han proporcionado respuesta a la propuesta de la Administración de Donald Trump.
Instituciones como la Universidad de Pensilvania, la Universidad de California del Sur y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han expresado que las condiciones propuestas por la secretaria de Educación, Linda McMahon, contravienen sus principios y la libertad académica. Otras, incluidas Brown, Virginia, Dartmouth o Arizona, han reiterado su compromiso con la libertad de expresión en sus recintos.
Concretamente, la Universidad de Brown ha señalado que su convenio con el Gobierno federal ‘afirma expresamente la falta de autoridad del gobierno para dictar nuestro currículo o el contenido del discurso académico, un principio que no se refleja en el Convenio’. Esta universidad había aceptado anteriormente pagar 50 millones de dólares (casi 44 millones de euros) durante diez años a entidades locales de desarrollo laboral como compensación por la suspensión de una subvención federal superior a 500 millones de dólares (437 millones de euros) que le fue revocada en abril por presuntas violaciones de leyes antidiscriminación.
Por su parte, las universidades de Texas en Austin y Vanderbilt han permanecido sin enviar una contestación formal, aunque el rector de Vanderbilt, Daniel Diermeier, comunicó que se habían remitido observaciones al Gobierno sobre la propuesta. Además, la oficina de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios (AAUP) en esta institución calificó el Convenio de ‘amenaza’ y se manifestó en contra del mismo.
Lynn Pasquerella, presidenta de la Asociación Americana de Colegios y Universidades, ha comentado a The Hill que la Casa Blanca ‘ha subestimado la resistencia que encontrarían y la disposición de las instituciones de todo el país a unirse en apoyo de nuestros valores fundamentales’.
El Convenio para la Excelencia Académica en la Educación Superior proponía, entre otras cosas, la protección de las ideas conservadoras, la eliminación de la discriminación positiva en becas y admisiones y la prohibición de discutir públicamente temas políticos y sociales para los empleados de las universidades.
Trump ha priorizado la reforma universitaria en su segundo mandato, intentando modificar el sistema educativo superior mediante incentivos financieros o penalizaciones. Recientemente, los tribunales han obligado a la Casa Blanca a restablecer los fondos federales retirados a instituciones como la Universidad de Harvard y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).