Según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la central nuclear de Zaporiyia no enfrenta un “peligro inminente” de accidente, gracias a que sus generadores internos continúan proporcionando energía eléctrica, aun después de haber estado desconectada de la red principal por más de una semana.
La planta, la más grande de su tipo en Europa, perdió su conexión externa el 23 de septiembre, en lo que marca la décima interrupción desde el inicio de la ofensiva militar rusa en Ucrania en febrero de 2022.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, ha calificado este episodio como el corte más prolongado en los tres años y medio de conflicto y ha reiterado que mantiene “constantes” comunicaciones con todas las partes implicadas para asegurar una pronta restauración del suministro eléctrico y garantizar la seguridad total de las instalaciones.
“Aunque la planta está operando con sus generadores diésel de emergencia, nuestra última línea de defensa, y no representa un peligro inmediato mientras estos continúen funcionando, claramente no es una situación sostenible desde el punto de vista de la seguridad”, destacó Grossi en un comunicado donde también mencionó que “ninguna de las partes se beneficiaría de un accidente nuclear”.
Asimismo, las autoridades ucranianas y rusas a menudo intercambian acusaciones sobre ataques cerca de la planta, donde un equipo del OIEA está permanentemente presente. El actual corte de electricidad se debe a daños en la última línea de suministro, afectada por la actividad militar a tan solo 1,5 kilómetros de distancia.
Grossi ha hecho un llamamiento a todas las partes involucradas para que colaboren en las “reparaciones esenciales” que se requieren.