La ONG neerlandesa International NGO Safety Organisation (INSO) ha manifestado su oposición “de forma categórica” ante las acusaciones de espionaje formuladas por la junta militar de Burkina Faso, relacionadas con ocho de sus trabajadores detenidos en el país africano. Estos empleados están supuestamente vinculados con actividades de inteligencia, según las autoridades militares.
“Rechazamos de forma categórica las acusaciones relativas a nuestras actividades en Burkina Faso y seguimos comprometidos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para lograr la liberación segura de todos nuestros colegas”, expresó la organización en un comunicado, destacando su rol como ente sin ánimo de lucro enfocado en la supervisión e informe sobre tendencias de seguridad a nivel global en más de 20 países.
INSO sostuvo que su labor “apoya a los que buscan ayudar a otros” y explicó que su trabajo consiste en “recopilar, analizar y distribuir información a actores humanitarios, exclusivamente con el objetivo de proteger a los trabajadores humanitarios”. Además, enfatizaron que “La información que recopilamos no es confidencial y es en gran medida conocida por el público”.
“Las autoridades burkinesas eran y siguen siendo totalmente conscientes de nuestro trabajo y nuestro mandato. Operamos en Burkina Faso desde 2019 a raíz de peticiones para apoyar a ONG allí y estamos registrados con los ministerios relevantes, en línea con las leyes locales”, puntualizó INSO. Entre los detenidos se encuentran el director de la organización en Burkina Faso y otros siete trabajadores, incluidos tres extranjeros.
El ministro de Seguridad de Burkina Faso, Mahamadu Sana, reveló que se trata de Jean Christophe Emile Pégon, director de la ONG en el país; Guisse Aminata, directora adjunta de origen franco-senegalés; Muzik Thomas, director de programas de nacionalidad checa; además de una persona de Mali y cuatro burkinesas. Sana agregó que, según investigaciones apoyadas por “contribuciones ciudadanas”, se considera que la ONG forma parte de una “red de espionaje”.
Desde el ascenso de la junta militar en 2022, encabezada por Ibrahim Traoré, Burkina Faso ha visto un incremento en la inseguridad, exacerbado por ataques de grupos afiliados a Al Qaeda y Estado Islámico, lo que ha agudizado la crisis humanitaria y el deterioro de las condiciones de vida de la población civil.