António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ha destacado la necesidad urgente de más de 1.500 millones de dólares (1.300 millones de euros) para atender la crisis humanitaria en Afganistán. Guterres expresó su preocupación tras un reciente terremoto de magnitud 6,3 en el norte del país que resultó en aproximadamente 30 fallecidos y más de 700 lesionados, además de sumarse a otro desastre natural previo en agosto que dejó más de mil muertos.
“La ONU sigue pidiendo apoyo para hacer frente a la crisis humanitaria en Afganistán. Nuestra petición sigue estando muy por debajo de lo necesario, ya que solo se ha financiado algo más de un tercio de los 2.400 millones de dólares (cerca de 2.100 millones de euros) del Plan de Necesidades y Respuesta Humanitaria, lo que deja un déficit de más de 1.500 millones de dólares”, declaró Farhan Haq, portavoz adjunto de la ONU. Haq también recordó que antes del terremoto, Afganistán ya enfrentaba desafíos significativos como la sequía y la limitación de servicios básicos.
Haq confirmó la colaboración del organismo con autoridades locales y nacionales para “evaluar la situación y coordinar la prestación de asistencia humanitaria” tras el reciente seísmo, que ha dejado al menos 27 muertos y más de 900 heridos, además de causar graves daños a infraestructuras.
Respecto a las restricciones impuestas por el gobierno talibán a las mujeres afganas para trabajar con ONGs y entidades humanitarias, Haq explicó que la ONU está negociando con Kabul para “garantizar que las mujeres puedan participar” en las labores de asistencia. “En cuanto al terremoto (de este domingo), las evaluaciones iniciales sí incluían a las mujeres, y eso fue aprobado por las autoridades de facto. Y se están manteniendo conversaciones con ellas sobre la participación continua de las mujeres (trabajadoras) humanitarias, que son fundamentales para la respuesta al terremoto”, añadió.
Haq, sin embargo, negó que las mujeres afganas hayan trabajado con Naciones Unidas antes del terremoto de este domingo en las provincias de Balj y Samangán. “Esto sigue siendo un problema. Por lo tanto, seguimos tratando con ellos (los talibán) al respecto. Han impuesto restricciones, y nos han oído decir repetidamente que esto es injusto y que perjudica nuestra labor humanitaria”, concluyó.
