El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha alertado este miércoles del “continuo ataque” y la “violación” de los Derechos Humanos a escala mundial, subrayando la necesidad urgente de impulsar “reformas” y “transformaciones” para frenar este deterioro.
Durante una comparecencia ante la prensa con motivo del Día de los Derechos Humanos, Turk ha descrito un escenario especialmente complejo en el último año, marcado por retrocesos y tensiones. “Los Derechos Humanos están mal financiados. Bajo ataque. Están siendo socavados y, aún así, son poderosos”, ha aseverado, antes de admitir que este año “ha sido difícil” y que “ha estado lleno de contradicciones peligrosas”.
El responsable de la ONU ha lamentado que los recursos destinados a promover y proteger los Derechos Humanos se han visto “mermados”, mientras “los movimientos contrarios cuentan cada vez con más financiación”. Ha contrastado el incremento de los beneficios de la industria armamentística con la caída de los fondos para la ayuda humanitaria, una dinámica que, ha señalado, debilita aún más la protección de las personas más vulnerables.
En esta línea, ha denunciado que “los que defienden los derechos y la justicia están siendo atacados, sancionados y llevados ante la Justicia, incluso aunque aquellos que cometen crímenes atroces siguen gozando de impunidad”. No obstante, ha puesto en valor que “la diversidad, la igualdad y las políticas de inclusión permiten abordar injusticias estructurales e históricas”, presentándolas como herramientas clave para revertir estas tendencias.
Protestas globales y papel de la juventud
Turk ha resaltado la relevancia de las movilizaciones y protestas que se han sucedido en los últimos meses en diferentes regiones del planeta. Ha citado, entre otros, los casos de Nepal, Serbia, Madagascar, Bangladesh, Kenia, Paraguay, Filipinas, Tanzania y Marruecos, donde la ciudadanía ha salido a la calle para denunciar abusos y reclamar cambios profundos.
“En la mayoría de los casos, los jóvenes han salido a la calle para luchar contra las desigualdades, la corrupción o la represión, para pedir libertad y derechos esenciales. Gente de todo el mundo se ha manifestado contra la guerra y la injusticia, y han expresado su solidaridad”, ha apuntado, subrayando el papel central de las nuevas generaciones en la defensa de las libertades fundamentales.
Convertir las protestas en oportunidades de cambio
Ante este contexto, el Alto Comisionado ha instado a los gobiernos a aprovechar la energía de estos movimientos sociales. Ha pedido que se utilice la fuerza de las protestas “para transformarla en oportunidades para introducir reformas y lograr una transformación”, en lugar de optar por “tratar de suprimir las manifestaciones y tildar de extremistas a aquellos que las protagonizan”.
Según ha recalcado, “ellos son, precisamente, todo menos una amenaza para la seguridad nacional”. A renglón seguido, ha denunciado la gravedad de los recortes en la financiación de la ayuda global, que han dejado a su oficina con 90 millones de dólares (unos 77 millones de euros) menos que el año anterior. “Esto implica la pérdida de 300 puestos de trabajo”, ha dicho, advirtiendo de las consecuencias directas sobre la capacidad operativa del organismo.
Turk ha detallado que esta falta de recursos afecta al despliegue de misiones de investigación sobre el terreno, en ocasiones de forma “dramática”. “Todo esto afecta la protección de los Derechos Humanos y tiene efectivos a nivel nacional e internacional. Mientras tanto, los movimientos contrarios a los Derechos Humanos cuentan cada vez con una mayor financiación y están mejor coordinados”, ha proseguido, alertando del desequilibrio entre quienes tratan de defender los derechos fundamentales y quienes buscan socavarlos.
Derechos Humanos como base de la paz
El Alto Comisionado ha insistido en que “para que la paz sea sostenible, los Derechos Humanos deben jugar un papel fundamental”. A su juicio, cualquier negociación que aspire a una paz estable debe apoyarse en medidas que generen confianza entre las partes y que prioricen la protección de la población civil. “(…) Para que se pueda negociar una paz duradera de cualquier tipo, es importante que se tomen medidas que favorezcan la creación de una confianza mutua, basada en los Derechos Humanos y con la vista puesta en reducir el sufrimiento de los civiles y preservar las bases para un diálogo futuro”, ha apuntado.
En este marco, ha reclamado que las treguas y los acuerdos de paz “sean puestos en marcha de buena fe y con resolución, en cumplimiento con el Derecho Internacional, que no puede ser dado de lado”. Ha advertido, además, de que “en algunos países estamos viendo numerosas redadas, expulsiones y deportaciones, además de la criminalización de migrantes y refugiados y de los que los apoyen”, lo que, ha remarcado, vulnera obligaciones internacionales básicas y agrava la situación de millones de personas.











