La Organización de las Naciones Unidas ha calificado la reciente operación militar de Israel en Beit Yin, cercana a Damasco, como una “grave e inaceptable violación” a la soberanía de Siria. Este ataque resultó en la muerte de al menos una decena de civiles, de acuerdo con lo reportado por las autoridades sirias.
Najat Rochdi, la enviada especial adjunta de la ONU para Siria, ha señalado que el asalto y los bombardeos subsiguientes han forzado a la población a desplazarse en busca de un entorno seguro, y ha subrayado que estas acciones contribuyen a la desestabilización de una situación ya de por sí delicada.
Rochdi también ha reiterado el compromiso de la ONU con la “soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial de Siria”, exigiendo un alto inmediato a estas infracciones y la observancia estricta del Acuerdo de Separación de 1974.
Las nuevas autoridades de Siria, instauradas tras la caída de Bashar al Assad en diciembre de 2024, han acusado a Israel de cometer un “ataque criminal” y un “crimen de guerra”, tras confirmar la muerte de más de diez civiles, incluyendo varios niños, en la incursión.
Aunque no se ha proporcionado una cifra exacta de víctimas, Taufiq Hasaba, director de la Oficina de Sanidad de la provincia de Campiña de Damasco, ha confirmado hasta el momento trece muertos y 24 heridos debido a la agresión israelí, según informes de la agencia estatal siria de noticias, SANA.
El Ejército de Israel, por su parte, ha justificado la operación afirmando que su objetivo era detener a sospechosos de Yama Islamiya, que es una extensión en Líbano de los Hermanos Musulmanes y aliada de Hamás. No obstante, el grupo ha negado estas alegaciones, aclarando que no tiene presencia en esa área.
