La Organización de las Naciones Unidas ha alertado reiteradamente que los fondos recibidos son insuficientes para cubrir todas sus actividades, que incluyen el mantenimiento de la paz a través de diversas agencias y organizaciones. Los ‘cascos azules’ ya prevén una reducción presupuestaria del 25 por ciento debido a esta situación.
Actualmente, la ONU gestiona once operaciones de paz. A pesar del escepticismo creciente de los países para financiar y proporcionar tropas, la organización continúa siendo un punto de referencia, como se evidencia en las discusiones sobre un posible despliegue en la Franja de Gaza.
En julio, la Asamblea General aprobó un presupuesto anual de 5.380 millones de dólares para estas misiones, un descenso respecto a los 5.600 millones de dólares del año anterior. Sin embargo, estas cifras dependen de las contribuciones de los Estados, que están obligados a contribuir según criterios como la riqueza nacional. Del presupuesto previo, faltaron por cubrir cerca de 2.000 millones de dólares, lo que representa más del 35 por ciento.
Jean-Pierre Lacroix, secretario general adjunto para operaciones de paz de la ONU, expresó en una reciente rueda de prensa: “No tenemos más remedio que poner en práctica planes para prevenir el colapso financiero de nuestras organizaciones”, y agregó, “Lo lamentamos profundamente”, pero “no queda otra opción”.
Las misiones deben reducir su gasto anual en un 15 por ciento, pero ajustado a nueve meses y considerando costes como la repatriación de ‘cascos azules’ y equipos, el esfuerzo de ahorro real se estima en un 25 por ciento.
RETOS DE FUTURO
La ONU defiende que invertir en estas misiones es justo y estratégico, ya que ayuda a prevenir nuevos conflictos y protege a los civiles. A pesar de que el presupuesto para estas operaciones representa solo el 0,5 por ciento del gasto militar global, desde su inicio en 1948, más de dos millones de personas han servido en ellas, con más de 4.400 fallecidos, incluyendo 42 españoles. Lacroix ha señalado que la ONU debe adaptarse a nuevas realidades y enfrenta “desafíos” significativos.
“Estos retos son reales”, afirmó Lacroix, pero también lo es la “capacidad” para superarlos, siempre y cuando “permanezcamos unidos en el objetivo, seamos prácticos en las acciones y mantengamos un compromiso inquebrantable con la paz”.