La ONU insta a Etiopía y Eritrea a rebajar la tensión en el aniversario del acuerdo de Argel

La ONU urge a Etiopía y Eritrea a rebajar la retórica bélica en el 25º aniversario del acuerdo de Argel mientras Asmara vuelve a salir de la IGAD.

El presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, y el entonces presidente etíope, Meles Zenawi, firman en Argel un acuerdo para normalizar relaciones, el 12 de diciembre de 2000UN PHOTO/ESKINDER DEBEBE

Naciones Unidas ha reclamado a Etiopía y Eritrea que frenen la escalada de su discurso beligerante, que se arrastra desde hace semanas, y que vuelvan al espíritu de reconciliación que inspiró el acuerdo rubricado en Argel hace exactamente 25 años este viernes, con el objetivo de normalizar sus vínculos diplomáticos.

Los dirigentes de ambos países han reactivado una guerra verbal a partir, en primer término, de la exigencia de Etiopía de lograr acceso al mar Rojo. «Era parte de Etiopía hace 30 años», declaró en septiembre el primer ministro etíope, Abiy Ahmed. «El error que se cometió ayer será corregido mañana», avisó sobre la actual configuración territorial, fruto primero de la larga guerra de tres décadas que desembocó en 1993 en la independencia de Eritrea y, después, del conflicto fronterizo de 1998 a 2000 que concluyó con la firma de la paz en la capital argelina.

En paralelo, autoridades etíopes han acusado al Ejecutivo eritreo de colaborar con una facción del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) con el propósito de reactivar la devastadora guerra en esta región del norte de Etiopía, que dejó entre 100.000 y 600.000 muertos, según cálculos respectivos del Gobierno etíope y de observadores de la Unión Africana, entre 2020 y 2022.

Ante este escenario, Naciones Unidas ha llamado a ambas partes a ceñirse al acuerdo firmado el 12 de diciembre de 2000 bajo los auspicios de la ONU, la Unión Europea y la entonces Organización para la Unidad Africana, precursora de la actual Unión Africana. «Un hito», ha manifestado el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, que recordó que el pacto «los mecanismos para demarcar la frontera común y se reafirmaron los principios fundamentales de soberanía e integridad territorial de ambas naciones».

El portavoz de António Guterres ha rememorado que hace siete años los mandatarios de Etiopía y Eritrea renovaron su apuesta por la paz mediante una declaración conjunta, «testimonio del poder del diálogo y la cooperación», y ha urgido a los dos países «a renovar su compromiso con la visión de una paz duradera y el respeto a la soberanía y la integridad territorial consagrados» en el acuerdo, así como a «redoblar los esfuerzos para construir buenas relaciones de vecindad».

ERITREA ABANDONA DE NUEVO LA IGAD

Pese a este llamamiento, la petición de Naciones Unidas no ha tenido de momento efecto práctico, ya que pocas horas después del comunicado de la ONU el Ministerio de Información de Eritrea anunció que el país se retira de nuevo de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), el organismo panafricano encargado de abordar disputas relacionadas con el desarrollo, las infraestructuras y el medio ambiente.

En su nota oficial, difundida en la cuenta en X del Ministerio de Información, el Gobierno eritreo sostiene que «la IGAD no solo ha fracasado en satisfacer las aspiraciones de los pueblos de la región, sino que ha desempeñado un papel perjudicial, convirtiéndose en un instrumento contra Estados miembros atacados, en particular Eritrea», y recuerda que argumentos similares llevaron ya a Asmara a abandonar por primera vez la organización en 2007.

Eritrea regresó al bloque en junio de 2023 «con la esperanza de que la Organización atendiera su llamado a la reforma y rectificara sus antecedentes» pero, según el comunicado, el país considera que el grupo «ha incumplido y continúa incumpliendo sus obligaciones estatutarias, socavando así su propia relevancia y mandato legal».

«En tal caso, Eritrea se ve obligada a retirarse de una organización que ha perdido su mandato y autoridad legales, que no ofrece ningún beneficio estratégico perceptible a todos sus miembros y que no contribuye sustancialmente a la estabilidad de la región», concluye el Gobierno eritreo.

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