En 2024, el gasto militar global alcanzará una cifra récord de 2,4 billones de dólares, más de 2 billones de euros, lo que representa el 2,5% del PIB mundial. Este aumento en los fondos destinados a defensa, según las Naciones Unidas, muestra una preferencia política que descuida aspectos clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se afirma que con apenas un 4% de esta suma se podría eliminar el hambre mundial para 2030.
Un nuevo informe insta a la comunidad internacional a ajustar sus estrategias, destacando que ‘un excesivo gasto militar no garantiza la paz’, según palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, quien aboga por dar prioridad a la diplomacia y la cooperación. Guterres también menciona que elevar los gastos en defensa puede ‘alentar las carreras armamentísticas, agudizar la desconfianza y desviar recursos muy necesarios para la estabilidad’ global.
Con una inversión de 93.000 millones de dólares se podría acabar con el hambre, mientras que otros 285.000 millones, aproximadamente el 10% del gasto militar, serían suficientes para vacunar a todos los niños del mundo. Además, proporcionar una educación de calidad a todos los niños en países de ingresos medios y bajos requeriría de 5 billones de dólares, según este estudio.
En términos de empleo, la ONU señala que invertir 1.000 millones de dólares en defensa genera 11.200 puestos de trabajo en ese sector, mientras que la misma cantidad podría crear 267.700 empleos en educación, 17.200 en sanidad y 16.800 en energías limpias.
En un contexto donde los ODS sufren una gran falta de financiación, con un déficit que podría alcanzar los 6,4 billones de dólares en los próximos años, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) predice que el gasto en defensa podría llegar a 6,6 billones de dólares en 2035, tres veces más que al término de la Guerra Fría. Izumi Nakamitsu, Alta Representante de la ONU para Asuntos de Desarme, llama a adoptar una ‘nueva visión de seguridad centrada en las personas y basada en la Carta de Naciones Unidas’, que priorice ‘la protección de las personas, no solo las fronteras, y que se enfoque en las instituciones, la equidad y la sostenibilidad planetaria’ para asegurar la supervivencia humana.