El líder húngaro Viktor Orbán ha restado importancia a la marcha del Orgullo LGTBI que tuvo lugar el último sábado en Budapest, mencionando que cuenta con el apoyo de una mayoría social en su combate contra la ‘ideología de género’. ‘Ningún Orgullo me hará cambiar de opinión’, ha declarado tajantemente.
En una entrevista televisiva, Orbán ha calificado de ‘vergüenza’ al evento que desafió la prohibición en Budapest de realizar celebraciones que promuevan contenidos LGTBI a menores. Además, ha recordado que en 2022 unos 3,7 millones de personas ya se opusieron a estos eventos en un referéndum que no prosperó por insuficiente participación.
El primer ministro atribuye el desfile reciente, que congregó a ‘unas pocas decenas de miles’ de personas según él, a decisiones de la Comisión Europea. ‘Bruselas decidió que debía haber Orgullo y la oposición lo ejecutó’, señaló, refiriéndose a los responsables del Ayuntamiento de Budapest.
Orbán también ha advertido sobre los peligros de un gobierno que siga sin cuestionar las directrices de Bruselas, que abarcan desde políticas migratorias hasta la integración de Ucrania en la UE.
Por otro lado, el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, ha enfrentado a los ‘actores externos’ que con ‘acusaciones falsas’ critican las políticas húngaras. ‘En Hungría, el amor es libre y todo el mundo es libre de querer a quien desee’, afirmó, subrayando la necesidad de ‘proteger a los niños’ de ‘la propaganda LGTBI agresiva, el contenido sexual gratuito o la provocación pública’.
Szijjártó en redes sociales ha reiterado que ‘nunca hemos interferido en la manera en que otros países regulan este tema ni les hemos dicho qué hacer. Creemos que corresponde a los ciudadanos de cada país decidir por sí mismos y esperamos lo mismo para nosotros: dejad que la población húngara viva conforme a su propia voluntad’, concluyendo que ‘una familia consisete en un padre, una madre y unos hijos’.